¿quiénes eran los interlocutores del rey?

Ed y Terence, en Zarzuela

Ed Muskie y Terence Todman fueron los interlocutores a los que el rey Juan Carlos I habría confiado su disposición a utilizar Ceuta y Melilla como canje en las relaciones con Marruecos. Muskie optó a la vicepresidencia de EEUU en 1968; Todman fue visto en la Zarzuela la noche del 23-F.

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photo_camera Terence Todman (izqda) y Ed Muskie/ C.A.

Los invitados del rey eran gente distinguida. Juan Carlos I, un monarca bisoño de 41 años, acababa de recibir en el Palacio de la Zarzuela a los dos ilustres representantes de la primera potencia mundial. Era la época en la que la democracia española comenzaba a consolidarse aunque, como se demostraría apenas tres años más tarde, continuaba siendo un régimen amenazado.

Los interlocutores estadounidenses escuchaban las reflexiones del joven rey con el interés de quienes desean escudriñar las intenciones de sus aliados. EEUU ansiaba conocer los propósitos de España respecto a Marruecos, su socio estratégico. La disposición del español debió de agradar a los americanos: el monarca se mostraba proclive a utilizar Ceuta y Melilla como moneda de cambio en las relaciones con Hassan II. La primera podría ser puesta bajo un protectorado internacional mientras que, a juicio del jefe del Estado, no habría ningún problema para ceder la segunda a la soberanía marroquí.

Éste es el relato que los enviados de EEUU transmitieron a su Gobierno a través de un telegrama secreto que, ya desclasificado, ha sido revelado por el historiador Charles Powell en su libro “Rey de la democracia”. Pero, ¿quiénes eran esos dos individuos con los que el monarca español había compartido una confidencia que, casi 40 años más tarde, ha alimentado un monumental escándalo en las dos ciudades autónomas?

 

Ed y Terence

Sentado junto al rey, Ed Muskie, el hijo de unos inmigrantes polacos nacido Marciszewski, tomaba notas mentales para cumplir con el encargo que le había confiado el presidente Carter: sondear a los líderes europeos del momento para conocer su actitud ante los desafíos comunes que debían afrontar los países de la región y EEUU.

Carter había elegido a Muskie para esta tarea por la popularidad de la que gozaba entre los demócratas. Senador por Maine, estado del que había sido gobernador, Muskie había acompañado a Hubert Humphrey como número 2 de la candidatura demócrata a las elecciones de EEUU de 1968. Cuatro años más tarde presentaría oficialmente su candidatura a la presidencia, pero no logró obtener la nominación de su partido. Meses después de su encuentro en Madrid, Carter le designaría secretario de estado.

A su lado, Terence Todman admiraba la templanza de su compatriota, un viejo y avezado político que acababa de cumplir 65 años. Con todo, Todman, de 53 años, tampoco era un recién llegado.

Apenas hacía un año que había sido nombrado embajador en España, aunque no se trataba de un diplomático cualquiera: Todman se había convertido en el primer hombre negro en ocupar una embajada de clase 1.  Llegaría a desempeñar la representación diplomática de EEUU en seis países distintos.

Esta cita secreta con Juan Carlos I no sería la única que el diplomático estadounidense mantendría con el monarca español. La revista “Tiempo” reveló en 2009 que Todman visitó al rey en la Zarzuela la noche el intento de golpe de estado del 23-F. Según narró entonces la publicación, el embajador llegó a palacio bien entrada la noche. “El informe que transmitió a Washington debió de incluir todavía muchas cautelas, porque el secretario de Estado norteamericano, el general Alexander Haig, dijo a medianoche del 23-F que el asalto de los guardias civiles al Congreso era un ‘asunto interno’ de los españoles”, concluía “Tiempo”.