La crisis migratoria y el drama humanitario de los días 17 y 18 de mayo está durando demasiado tiempo

El desafío de Marruecos, la inseguridad y a veces un alarmismo que solo conduce al odio

Primero llegaron las reacciones de España y Europa, pero todavía falta el control total de la situación. Devolver Ceuta a su normalidad y acabar con la inquietud ciudadana por la presencia de unos 3.000 migrantes, menores y mayores, en las calles.
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photo_camera Menores deambulando por el centro de Ceuta (C.A.)

Los días 17 y 18 de mayo miles de migrantes, la inmensa mayoría marroquíes, se colaron en Ceuta con gran facilidad en muchos de los casos, en lo que se ha calificado como una acción premeditada del Reino de Marruecos, que dejó a sus nacionales bordear el espigón del Tarajal e incluso abrió materialmente la puerta de la valla que separa ambos países.

Marruecos entonces volvió a ejercer de país tercermundista en derechos humanos, pese que en los últimos tiempos invierta en su desarrollo económico abriéndose a las relaciones internacionales y al turismo, un filón que puede explotar mucho más. 

12.000 seres humanos fue la cifra oficializada aquella semana, pero quizá no es exacta porque la impresión que los ceutíes tienen es que fueron unos miles más, hasta podrían haber rondado los 15.000. Muchos jóvenes, entre ellos menores, mujeres y, afortunadamente, tan solo dos muertes que se hayan conocido. 

Sin lugar a dudas, el todavía exceso de población que sufre Ceuta tras las repatriaciones voluntarias o no de miles de estas personas, se hace notable en un territorio reducido como es Ceuta. Todos los días, los chicos van en una y otra dirección, caminan de un lado a otro, piden unas monedas para coger algo con lo que alimentarse y otros son fijos a las puertas de supermercados y tiendas de barrio. Han marcado su espacio, pero delinquen una minoría. . 

¿Cuántos incidentes con perjuicio para el residente de Ceuta se han producido realmente en el último mes y medio?. Se rumoreó un primer acuchillamiento en una vivienda que nadie ha llegado a corroborar. Luego un marroquí agredió con arma blanca en el centro a una joven que resultó ser también una migrante llegada a Ceuta durante la crisis migratoria de mayo. Sufrió cortes en varias zonas de su cuerpo. 

El intento de atracó con un cuchillo para sustraer una embarcación en el puerto deportivo terminó con la intervención policial y los autores de los hechos están ya en la cárcel a la espera de juicio por robo con intimidación en grado de tentativa. Días después un barco fue robado del puerto deportivo y conducido hasta Benítez para recoger a migrantes y el patrón de la embarcación acabó en prisión. Fue una de las imágenes de la semana: una veintena de migrantes en un barco de recreo. No es comprensible que el puerto deportivo, que explota una empresa privada, se haya convertido en un lugar tan inseguro. También el puerto pesquero ha vivido esta amenaza. 

Es verdad que la zona portuaria lleva sufriendo desde mayo una presión migratoria insufrible para empresas, comerciantes y trabajadores del recinto. Pese a las redadas policiales, los migrantes vuelven a las andadas para intentar viajar a Algeciras como polizones o escondido en alguna parte del buque con grave riesgo para su salud y vida. 

Entre los propios migrantes existe tensión, que se traduce en altercados y reyertas que ponen el alma en vilo a cualquiera que observe estas peleas callejeras. 

No se puede negar que después de los graves acontecimientos con la invasión sin el uso de la fuerza, acaecida los días 17 y 18 de mayo, Ceuta es una ciudad menos segura que antes, pero los riesgos son para todos, incluso para estos vagabundos que sin rumbo ni esperanzas, de momento, pueden ser molestos por su insistencia en pedir alguna compra o ayuda de forma insistente. . Pero y si no les ayudamos a eso porque las autoridades dicen que no lo hagamos, lo más seguro es que el hambre los anime a robar. Un arma de doble filo, esta cuestión. 

La situación es difícilmente sostenible, y todos en esta ciudad esperan soluciones y pronto, pero están tardando demasiado. El miedo hace que las llamadas al 112 sean más frecuentes y que los ciudadanos tomen bastantes precauciones desde mayo por la desconfianza que provoca la situación.  

Pero reconociendo cuál es la realidad y que se ha producido hechos reprobables, lo que no se puede es contribuir al alarmismo ni en bares ni en la prensa ni en las redes sociales. No es veraz todo lo que se dice porque la inmediatez por contar el suceso hace que ni siquiera se estén contrastando debidamente las noticias relacionadas con los extranjeros que han entrado en la ciudad de forma irregular. Cuidado, el asunto no es baladí, porque ni se trata de no dar de comer a un niño ni desearles lo peor. Marruecos es el único y principal culpable de lo que está pasando en la ciudad. No lo olvidemos.  

No todo ha sido un caos. Ni la supuesta batalla campaña en la plaza de los Reyes de este mes fue tal ni tampoco parecía necesaria la trascendencia que se le ha dado a los pequeños daños que se produjeron un día en el cementerio católico, daños que fueron reparados. 

Con la Delegación del Gobierno enfrente de un presunto campo de batalla y una Policía Nacional sin necesidad de intervenir debemos tener bien claro la dimensión de las cosas para no tensar más el ambiente y alimentar de odio a la población, para lo que algunos son unos buenos maestros. Lo ocurrido en Santa Catalina tampoco ha necesitado de la intervención de la justicia. Se recuperaron y repusieron los objetos y nadie pasó a disposición judicial por este asunto ni a ningún menor se le ha aplicado castigo alguno. El autor de la fechoría se ha llevado su reprimenda, pero poco más.

Ceuta quiere soluciones pronto, pero hay que dejar aparte el alarmismo porque con lo que Ceuta ya padece a diario no es ni bueno ni conveniente para una población que demanda que el pueblo retorne a la normalidad y que lo sucedido en la frontera ya no se permita que ocurra de nuevo. 

Desde La Moncloa se prepara un Plan Estratégico para ambas ciudades y su puesta en marcha tiene que ser inminente. El tiempo juega en contra de los ceutíes y de ciudad autónoma. 

Aquellos que quieran darle la vuelta al asunto por conveniencia política o razones ideológicas, están haciendo un flaco favor a Ceuta.. No se puede cargar toda la responsabilidad al Gobierno de la Nación. ¿Estamos locos o qué? Eso sí, que tampoco se duerman en los laureles.