El empresario Antonio Cruces recibe este sábado la Medalla de la Autonomía, un reconocimiento a toda una vida de trabajo y dedicación. Cristalerías Cruces es un ejemplo de cómo un negocio puede soplar las velas de su 50 aniversario en un mercado que ha pasado por momentos muy dificiles.
Fue en 1962 en la calle Coria donde comenzó esta aventura. Desde entonces la empresa familiar no ha hecho más que crecer. Lo ha hecho en cuanto a número de empleados. “Actualmente tenemos más de 20 pero hemos llegado a los 60”, recuerda Antonio. También ha ampliado el negocio cruzando el Estrecho y la frontera. “Tenemos un almacén de más de 5.000 metros cuadrados en Algeciras y también trabajamos en Marruecos”, comenta un orgulloso Antonio Cruces en su almacén de San Amaro. Sobran los dedos de una mano para contar las empresas de Ceuta han conseguido mantenerse en los duros tiempos de crisis y que se han expandido fuera de la ciudad autónoma y no al revés, como suele suceder. Uno de sus tres hijos recalca con orgullo que “durante la crisis mi padre no solo fue capaz de mantener los puestos de trabajo sino que incluso hubo más contrataciones”.
Las claves del éxito en una ciudad como Ceuta con sus tantas limitaciones las tiene claras: “constancia, seriedad ante el cliente y no andarse con ambigüedades y como no, muchas horas de trabajo”. Eso es precisamente lo que lleva Antonio sobre sus espaldas: muchas horas al pie del cañón, sacrificando muchos momentos en familia y con amigos. Por eso, la concesión de esta medalla es tan especial para su familia. Su mujer y sus hijos estarán entre el público viendo cómo se reconoce una vida de esfuerzos. “Cuando me enteré, me emocioné muchísimo. Es un orgullo que le concedan esta medalla porque han sido muchos años de dedicación y sufrimiento”, comenta su hijo Pedro. Él lleva la inmobiliaria familiar y la empresa en Ceuta junto con su hermano Jorge en Algeciras. Anselmo, el más pequeño de los tres, acaba de volver de Madrid y ya está poniéndose al día. “La gente es fan de un cantante o un actor y yo lo soy de mi padre”, asegura emocionado. Entre las virtudes de su padre como empresario, Anselmo y Pedro lo tienen claro: tenacidad, capacidad de aprender y de enseñar y “de estar siempre en constante movimiento en cuanto a innovación y novedades, buscando los mejores materiales donde fuera necesario”.
El sábado es un día especial para la familia Cruces. Antonio sabía que el presidente de la ciudad, Juan Vivas, tenía “una sorpresa” para él pero no se podía imaginar que fuera la concesión de la Medalla de la Autonomía. “Ha sido una alegría”, asegura emocionado y con la voz entrecortada.
Antonio Cruces pasará a formar parte de la lista de personajes de la ciudad que han dejado huella y que pueden lucir en vida la Medalla de la Autonomía.
