cinco años con las obras paradas

La Estación de Ferrocarril, un edificio emblemático lleno de basura y escombros

Las imágenes que acompañan esta información hablan por sí solas. Basura, escombros y suciedad se acumulan en un edificio que debería estar terminado desde 7 años. Problemas con la financiación llevaron a Dragados a parar las obras en 2011. Desde entonces, el Gobierno da palos de ciego ofreciendo plazos que nunca se cumplen.

La antigua Estación del Ferrocarril es uno de los proyectos más enquistados de la Administración Vivas. Desde hace 8 años, este emblemático edificio no encuentra quien le dé el esplendor que se merece. Fue en 2008 cuando con un presupuesto de 3,2 millones de euros Dragados se hizo con la adjudicación de las obras que debían estar terminadas en el plazo de un año. Pero esos 12 meses se han prolongado de forma interminable en el tiempo. Tres años después del inicio de las obras, la empresa adjudicataria paralizó los trabajos por problemas con la financiación, hasta esa fecha se habían ejecutado obras por valor de 1,8 millones de euros.

Los años han pasado y nada cambia. La estación se deteriora con el tiempo por lo que el dinero invertido se está echando a perder. Los vecinos están indignados por unas obras eternas y la oposición no se cansa de llevar este asunto a pleno. Mientras, el Gobierno parece dar palos de ciego.

En mayo de 2015, la Ciudad firmaba un acta con la intención de retomar las obras abandonadas pero la empresa constructora se negaba reclamando lo que se le debe. "Estamos trabajando intensamente con el objetivo de zanjar este asunto", aseveraba la consejera Susana Román hace año medio creyendo que sólo existían dos soluciones al respecto. "O se acaba la obra con el contrato como está, atendiendo las reclamaciones que nos hace Dragados, o se llega a un acuerdo de rescisión de contrato de mutuo acuerdo y se licita otra vez esta obra que está financiada y proyectada".  El Gobierno se marcó el 15 de enero de 2016 como límite para decidir qué camino elegir. 

En diciembre de 2015 el Ejecutivo anunció que se recurriría a la nueva licitación si no se llegaba a un acuerdo con Dragados en el plazo de 15 días. En esa fecha, la consejera sólo contempla dos escenarios posibles. El primero de ellos preveía la continuación de los trabajos para su conclusión en un plazo aproximado de seis meses. En este caso, paralelamente a la reanudación de las obras, la Consejería abriría un expediente contradictorio con el propósito de que Dragados acreditase documentalmente su reclamación. Con estas aportaciones, los técnicos determinarían si procede o no el pago de las cantidades exigidas. En el caso de que la empresa no accediera a esta propuesta, la Ciudad optaría por promover la rescisión de mutuo acuerdo del contrato para sacar a nueva licitación los trabajos que quedan por ejecutar.

 

Plazos sin cumplir

Una vez más se incumplían las fechas dadas por el Gobierno. Fue en el mes de mayo del pasado año cuando el propio presidente confiaba a los vecinos de la barriada que la obra estaría acabada a finales de ese año. Pero la grúa que decora la Estación nunca llegó a moverse y así, llegamos a agosto de 2016. En ese mes, la Ciudad daba un plazo de 30 días a la empresa Dragados para que reanudase las obras de rehabilitación. De hecho, el Consejo de Gobierno aprobaba ese mes un decreto por el que se instaba a la constructora a retomar los trabajos.

Este requerimiento a la empresa, según el Gobierno, constituye un episodio más en las conversaciones que Dragados y Ciudad vienen manteniendo durante los últimos meses de cara a desbloquear la situación. El principal obstáculo para hallar una solución lo opone la petición económica formulada por la empresa al Ayuntamiento, una reclamación que el portavoz del Gobierno, Jacob Hachuel, cifraba hace dos meses en más de 460.000 euros. Los técnicos municipales tan sólo reconocen, según los datos del portavoz, el derecho a percibir poco más de 17.000. Unos datos que no coinciden con un informe evacuado en el mes de junio por el negociado municipal de Contratación donde se reconoce a Dragados el derecho a percibir sólo 28.000 euros. La Ciudad se encuentra a la espera de que el Consejo de Estado emita un dictamen que permita orientar el litigio hacia una solución definitiva. El equipo de gobierno entiende que los trabajos pueden retomarse entretanto se conoce el pronunciamiento del órgano consultivo.

 

Prioridad para el Gobierno

La última novedad fue el pasado 22 de septiembre cuando el presidente, Juan Vivas, ofreció una rueda de prensa para dar a conocer las 129 medidas puestas en marcha por su Gobierno. En la sección de patrimonio histórico y cultural, se habla de “reanudar las obras de rehabilitación de la Estación del Ferrocarril, por la vía que, cumpliendo con la Ley, resulte más conveniente para el interés general. Se ha remitido al Consejo de Estado propuesta de la Ciudad sobre la reclamación de daños y perjuicios, qué por  causa de la paralización de las obras, presentó la compañía Dragados y Construcciones, Al mismo tiempo se ha requerido de esta compañía la reanudación de los trabajos, lo que se espera pueda producirse en breve plazo”.

Pero ya se sabe que los plazos en este edificio nunca se cumplen y mientras tanto, los vecinos continúan en su particular lucha por denunciar el lamentable estado en el que se encuentra la estación donde es fácil colarse como demuestran los vídeos que un vecino ha hecho llegar a esta redacción. En ellos se aprecia la basura que se acumula en su interior con el consiguiente riesgo que conlleva que la gente pueda entrar en un edificio en obras que no tiene vigilancia ninguna. La antigua estación parece haberse convertido en el lugar perfecto para esconderse de "miradas indiscretas". Los materiales continúan en su interior con la facilidad de que los amigos de lo ajeno se los lleven y la locomotora se deteriora por el paso del tiempo, la humedad y la falta de mantenimiento. La inversión realizada hasta el momento se va perdiendo con el paso de los años y al carecer de mantenimiento, si algún día se reanudan las obras habrá que empezar prácticamente de cero.