Entiende que es la comunidad la que tiene que "garantizar la calidad de su gestión"

Rabat quiere asociarse en el control de las mezquitas en España

El ministro de Dotaciones y Asuntos Islámicos Ahmed Toufiq, ha manifestado que el discurso en las mezquitas "debe ser compatible con los valores fundamentales del país de origen y el país de acogida" y que es la propia comunidad la que tiene que "garantizar la calidad de su gestión". Esta será "la mejor manera de tratar con el extremismo en los países con minorías musulmanas", dice en unas declaraciones publicadas en rotativo Le Desk

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photo_camera Imagen del acto del rezo final del Ramadán (C.A.)

Las autoridades marroquíes consideran que se necesita un "modelo institucional" para gestionar las mezquitas y la práctica del Islam en España y Europa, por lo que es "compatible con los valores" de los países de acogida.

En unas declaraciones a Eefe recogidas por el periódico, el ministro marroquí hizo hincapié en que la necesidad institucional que tienen casi dos millones de musulmanes en España, de los que 800 000 son marroquíes o de ascendencia marroquí .

Sobre la gestión religiosa en comparación con el sistema español, Toufiq respondió que "el culto y mezquitas son las necesidades sociales de una comunidad, es decir, una exigencia democrática, que debe entenderse y debe ser administrado institucionalmente"

La directora del Consejo de las Comunidades Marroquí en el Extranjero (CCME), por su parte, ha dicho que España haría bien en seguir el "modelo marroquí", porque es " más alejado del salafismo extremista, aunque ha reconocido que hay “resistencia política” de España para involucrar a los marroquíes en la gestión del Islam.

En realidad, la gestión y la regulación de las mezquitas es radicalmente diferente en España y Marruecos En el país vecino, la práctica del Islam está estrechamente controlada, tanto en la producción de contenido y mensajes, así como en la gestión de los espacios religiosos y los horarios de culto

Un modelo similar sería impensable en un país como España, pero el problema, según varios expertos consultados por el rotativo, es que en España no existe un modelo claro y los acuerdos de 1992 firmado entre el Gobierno y los representantes de la comunidad islámica se han quedado obsoletos, y por lo tanto deben ser reconsiderados.