Miludi, una mujer ceutí en territorio Daesh

La ceutí Lubna Miludi es una de las tres españolas que pretende repatriar el Gobierno de Pedro Sánchez. Dos de ellas ya han llegado a España y han sido enviadas a prisión. Miludi parece que será la siguiente. Todas están acusadas de terrorismo.

Campo de refugiados en Al-Hol, en Siria (WIKIMEDIA COMMONS/DOMINIO PÚBLICO)
photo_camera Campo de refugiados en Al-Hol, en Siria (WIKIMEDIA COMMONS/DOMINIO PÚBLICO)

Lubna Miludi, la joven profesora de educación infantil sobre la que pesa una orden de busca y captura desde 2019, es una de las mujeres ceutíes que a lo largo de los años han sido vinculadas a actividades terroristas. Miludi, que ahora cuenta 29 años, viajó en 2014 a Siria para acabar convertida en la pareja de un combatiente del Daesh. A día de hoy, se le supone en un denominado «campamento de refugiados» sirio, en realidad, una cárcel controlada por las milicias kurdas para los prisioneros del Daesh.

Otras dos españolas, Luna Fernández, de 37 años, y Yolanda Martínez, de 36, esposas también de terroristas del Daesh, ya han sido repatriadas y, tras prestar declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, se encuentran en prisión. Miludi debería correr la misma suerte, pero las autoridades no han conseguido localizarla en el campo donde presumiblemente se encuentra. Junto a ellas también estaba Loubna Fares, francesa de origen marroquí y esposa del también yihadista español Navid Sanati Koopaei, y sus tres hijos.

El objetivo del Gobierno español es completar la repatriación de las cuatro mujeres y de sus hijos. Todas insisten en que viajaron engañadas por sus parejas, aunque la Justicia española no cree que fuera así. Fernández y Martínez se hallaban en el campo de Al Roj. La primera, casada con el yihadista Mohamed el Amin Aabou, a quien se supone muerto, convivía con sus cinco hijos biológicos y con otros cuatro menores de los que habría asumido su custodia. La segunda es esposa del terrorista de Daesh Omar el Harchi el Fertakh, un marroquí actualmente preso en las cárceles kurdas. Con ella se encontraban sus cuatro hijos. Las dos mujeres y los 13 niños aterrizaron el pasado lunes en la base militar de la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz.

Miludi es lo que se ha dado en denominar una viuda del Daesh. Rastrear su paradero se ha convertido en una difícil empresa, aunque se considera que podría encontrarse en otro campo, el de Al Hol, donde viviría junto a su hijo de siete años.

Como Fernández, Martínez y Fares, se desplazó hasta zona de conflicto para cumplir con la función que las organizaciones terroristas atribuyen a las mujeres y que el profesor Fernando Reinares, del Instituto Elcano, describía en su libro «Yihadismo y yihadistas en España: quince años después del 11-M»: «Expresamente prefieren que sus integrantes de sexo femenino se centren en apoyar, como esposas, a los militantes de sexo masculino».

Ese papel de soporte a la actividad criminal de sus parejas fue el que tocó desempeñar a la también ceutí Asia Ahmed, esposa del sanguinario terrorista  Mohamed Hamaduch, conocido como «Kokito de Castillejos». Dos años más tarde, y tras la muerte de «Kokito», la joven era detenida en Turquía cuando trataba de regresar a España junto a sus tres hijos.  

La también colaboradora del Instituto Elcano, la profesora Carola García Calvo, explica  que seis de cada diez mujeres fueron movidas a enrolarse en las filas de la yihad por causas existenciales o identitarias, quince de cada cien lo hicieron por cuestiones ideológicas o utilitarias y un cuarto de ellas por consideraciones emocionales y afectivas.

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