Nadie sabe que existe Ceuta

Reflexiones un día después de que se presente el Bruselas un informe sobre el futuro de Ceuta. 
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photo_camera El eurodiputado Jordi Cañas presentando el informe sobre el futuro de Ceuta (CEDIDA)

Quién más quién menos en Ceuta tiene la misma anécdota que contar. Suena el teléfono en el trabajo, alguien de Madrid, tal vez Bilbao, tal vez Orense o tal vez Barcelona llama preguntando por Melilla, y acaba mostrando su ignorancia suficiente para suspender Sociales en Primaria, considerando que las dos ciudades o son lo mismo o están juntas. Pasa. Ha pasado y probablemente siga pasando. Y ¿la Europea? que diría Alsina, la Europea también. En el Parlamento Europeo, en Bruselas, en el corazón de las instituciones europeas tampoco saben que Ceuta y Melilla existen. Lo ha ratificado este miércoles el secretario general del Comité de las Regiones de la Unión Europea, Sean O’Curneen, durante el encuentro que ha mantenido con las delegaciones de Ceuta y Melilla en la propia institución para la que trabaja.

“Estos días atrás como sabía que venían le comenté a personas que trabajan aquí, gente muy formada, y me sorprendió que no sabían que existían Ceuta y Melilla”, les ha contado sin anestesia a varios consejeros y funcionarios de los Gobiernos de Ceuta y Melilla.

El eurodiputado de Ciudadanos, Jordi Cañas, artífice de toda esta movida de Ceuta y Melilla en el Parlamento Europeo esta semana, ha contado en menos de 24 veces hasta en tres ocasiones, habrán sido más si se suman los corrillos, las cenas y las cervezas, la misma anécdota. Una que pasa por un ente de la Unión Europea remitiendo un mapa de la Unión actualizado en el que no figuran Ceuta y Melilla. Ya podía hacer VOX el mismo ruido que ha hecho con el mapa de la web de la embajada de Marruecos. El equipo de Cañas, llamó y lo corrigieron. Pero cabe preguntar ¿y si no existiera Jordi Cañas?

Si no existiera Jordi Cañas Ceuta y Melilla existirían menos aún de lo que ya existen. Esa realidad, su irrelevancia en términos europeos, a pesar de ser las únicas fronteras terrestres fuera del continente, aconseja y hace casi imperativo que las dos ciudades se preocupen por hacerse visible en el corazón de las instituciones europeas.

De ahí que parte de la agenda desarrollada por Vivas y de Castro haya pasado por la Representación Permanente de España Ante la Unión Europea. Con el embajador, Marcos Alonso, han explorado vías para que las ciudades tengan espacio en sus instalaciones y puedan tener alguien en Bruselas que haga y trabaje por acabar con tanta ignorancia.

Hay fórmulas y ninguna parece sencilla, pero O’Curneen, se lo ha dejado claro: “Lo que no puede ser más a partir de hoy es el silencio”. Un silencio atronador en el que nadie se preocupado por hacer sonar la voz de Ceuta y la de Melilla en las instituciones europeas. Cuesta que en España se conozca la realidad tan peculiar de ambas ciudades, se han escatimado esfuerzos durante años, cuanto más allende de los Pirineos.

Y es un problema. No ya sólo porque como explicó Jordi Cañas a sus invitados durante una visita institucional al Parlamento, “aquí se deciden las políticas que diseñan el futuro de la vida de los ciudadanos de Europa”. Casi nada. Sino también porque los asuntos nucleares que ahora mismo están sobre la mesa para el futuro de ambas ciudades pasan de forma imperativa por el visto bueno de la Unión Europea: eliminación de la excepción Schengen, incorporación a la Unión Aduanera sin perder las ventajas del Régimen Fiscal Especial y la consideración de Ceuta y Melilla con un estatus similar al de las Regiones ultraperiféricas que provocaría una lluvia de ayudas y facilitaría de paso que su voz se escuchara en Bruselas.

Y por último, si en Bruselas toman conciencia de la realidad de ambas ciudades, de las fronteras terrestres de la Unión fuera del continente, del Tarajal y de Beni Enzar, Marruecos iba a tener mucho más complicado amenazar los pasos o negarse a lo que ya se ha comprometido la implementación de dos aduanas comerciales que funcionen acorde a la realidad del siglo XXI y de la Unión Europea. Una Unión Europea que es una institución respetada en grado máximo en el mundo entero y con la que conviene no tomarse a broma nada.

Por eso Ceuta y Melilla apuestan ahora no sólo a más España, también a más Europa. Es la garantía última de su estabilidad futura ante posibles tentaciones de nuevos arreones marroquíes como el del pasado mayo de 2021.

Pero si no existen será difícil que a alguien le importen tanto como para actuar. El pasado año un eurodiputado conmovido por el abandono de una parte de España que sintió al ver lo que estaba sucediendo, Jordi Cañas, decidió impulsar una Resolución del Parlamento Europeo que ratificó a Marruecos y al mundo que toser sobre Ceuta era toser sobre Bruselas. El texto vivió presiones infinitas para que no saliera por los grupos de presión marroquíes en Bruselas. Da idea de lo importante que fue. Pero Cañas ha explicado una cosa más, que las Resoluciones del Parlamento son hemeroteca fija a citar casi en cualquier otra que vuelva a tratar no ya sobre Ceuta y Melilla, sino sobre Marruecos. La mancha que le pintó aquel texto a Marruecos es indeleble.

Y para lo que viene seguramente sean importantes esos componentes humanos, intangibles, que a veces contribuyen más que cualquier otra cosa a desbloquear situaciones. Por ejemplo, que el embajador de la Representación Permanente de España ante la Unión Europea, Marcos Alonso, siga tantos años después de pasar por los cuarteles de Ceuta durante el Servicio Militar Obligatorio enamorado de los atardeceres del Estrecho.

O' Curneen sabe y así lo ha expresado que es muy complicado ahora mismo que Ceuta y Melilla puedan sentarse en el Comité de las Regiones, pero ha dejado caer a los ceutíes y melillenses algunas vías alternativas que podrían posibilitar sino los mismos beneficios algunos similares. Pero les ha pedido a las dos delegaciones encarecidamente que al menos una vez al año vengan al Parlamento Europeo, a las instituciones europeas a hacerse escuchar, mediante la fórmula que sea.

Bajo ese prisma adquiere más valor aún si cabe la elaboración del informe y la presentación del mismo en pleno corazón del Parlamento que ha llevado a cabo Ciudadanos y Jordi Cañas.

En esos intangibles, hay que sumar conceptos, pueden entenderse como protocolarios, pero le dan importancia aquí en Bruselas. Así que Vivas acabara su intervención ante los medios resaltando que los valores europeos se representan a las mil maravillas en Ceuta con su habitual verbo florido no parece una floritura más del presidente:

“Ceuta es Europa porque es España, pero no sólo también lo es porque en Ceuta se materializan de manera cotidiana los valores esenciales de Europa. Ceuta es un espacio de libertad y de igualad sin ningún tipo de discriminación, Ceuta es un espacio de compromiso en la defensa de los Derechos Humanos y Ceuta es un espacio en donde se reconoce y aprecia la diversidad, el respeto y la convivencia. Tenía que decirlo porque esto confirma el carácter de lo que somos”, lo dijo Vivas peleando con el moderador que le impelía a terminar y le intentó cortar.

Tenía que decirlo aunque en Europa casi nadie sepa que Ceuta es todo eso o que existe, aunque seguramente este jueves, ya la conozcan algunas personas más.