VUELTA A LA RUTINA POCO A POCO

Los niños también pueden sufrir síndrome post vacacional

Toca decir adiós a las vacaciones y comenzar una nueva etapa académica. La vuelta al cole no siempre es lo que más apetece a los niños, por eso los padres deberían transmitir “una visión optimista” de esa vuelta a clase por parte de los hijos, para facilitar su transición a una etapa en la que, además de formarse, pueden relacionarse y divertirse con sus compañeros.

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photo_camera La actuación de los padres en estos momentos es muy importante /REDACCIÓN

La adaptación a la rutina tras las vacaciones puede ocasionar determinadas alteraciones emocionales y físicas conocidas como el llamado síndrome de depresión post-vacacional. Este es un trastorno que no sólo sufren los adultos, sino que también afecta a niños y jóvenes que deben recuperar su ritmo habitual en cuanto a horarios, alimentación y actividades en muy poco tiempo.

El insomnio o el llanto son algunos de los síntomas que presenta este trastorno y, a veces incluso, pueden aparecer vómitos o diarreas. Por ello, consideran que los padres deben ejercer una posición activa y fomentar los aspectos positivos de la vuelta a las aulas para así ayudar a sus hijos.

Recuperar en muy poco tiempo el ritmo habitual en cuanto a horarios, alimentación y actividades puede acarrear este trastorno en los niños. Para paliar esta situación, se aconseja a los progenitores que unas semanas antes de iniciar el curso vuelvan de forma progresiva a los horarios de invierno para así hacer la transición mucho más cómoda.  

 

La vuelta al cole

Cuando se empiece el cole, los expertos recomiendan evitar las prisas en el camino y mantener una conversación alegre y tranquila. Al llegar al cole, es mejor optar por una despedida cariñosa y breve que convenza al niño de que entra a un entorno seguro, donde será cuidado por otras personas, tratando de evitar las despedidas largas y, sobre todos, las lágrimas. Es importante trasmitir seguridad.

La misma actitud se debe mantener a la salida del centro. Es importante desarrollar un espacio de confianza para que el niño se sienta cómodo para compartir anécdotas, posibles dificultades y pedir apoyo en el caso de estas últimas.

 

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