Al amanecer de un 5 de septiembre de hace 86 años, el de 1936, el alcalde Antonio López Sánchez-Prado fue ejecutado en la playa del Tarajal por los golpistas. Condenado por el delito de “rebelión y sedición”, el Ejército sublevado al mando del General Yagüe, tardó apenas 49 días desde que se alzó contra el Gobierno salido de las urnas en detener al alcalde, y ejecutarlo. Su juicio sumarísimo se celebró el 31 de agosto, un día después fue condenado a muerte y en 4 días fusilado en el Tarajal. Hoy como cada 5 de septiembre, la Ciudad Autónoma le ha rendido homenaje depositando flores en su estatua, la que mira ahora a la Plaza de África, frente al Ayuntamiento que dirigió apenas medio año durante dos periodos distintos.
La ofrenda floral de cada 5 de septiembre es, en cierto modo, la repetición de la muerte de Sánchez Prado y el llanto del pueblo al que gobernó y se empeña en no olvidarlo. O, al menos, casi todo el pueblo. El acto institucional ha estado encabezado por el presidente de la Ciudad al que han acompañado varios consejeros como la vicepresidenta primera, el de Turismo, Medio Ambiente, Juventud y Deportes, y Sanidad. Así como, una gran representación del PSOE- tanto del grupo de la asamblea como de Delegación del Gobierno-, y de MDyC. El Colegio de Médicos, que tampoco falta a la cita, ha estado pilotado por el cardiólogo García Lanzas.
Ha causado baja este año la representación de Ceuta Ya!, asiduos con el entonces Caballas, y VOX que, si bien, no ha participado en ninguna de las ofrendas desde que obtuvieron sus escaños en 2019.
El Pleno de la Asamblea decidió por unanimidad en 2016, cuando se cumplían 80 años del fusilamiento, rendirle honores cada año en esa fecha con un acto alejado de partidismos en el que unir a ciudadanos, fuerzas políticas, sindicales y sociales en torno a una de las figuras que mejor representa los valores de libertad y democracia en la historia de Ceuta, como recoge aquel acuerdo.
