Sanidad y educación: dos pilares del Estado del Bienestar que se tambalean en Ceuta

Las visitas esta semana a la ciudad de miembros del Gobierno, con su presidente Pedro Sánchez a la cabeza, han reverdecido las reivindicaciones que reclaman más recursos para la sanidad y la educación ceutíes.

Aula del colegio Ortega y Gasset (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Aula del colegio Ortega y Gasset (C.A./ARCHIVO)

Al menos 1.223 profesores lo saben: el sistema educativo en Ceuta está lastrado por la falta de medios, infraestructuras y recursos humanos. 1.223 es el número de docentes que han firmado un escrito para reclamar una intervención eficaz y solvente del Ministerio para combatir los déficits que presenta la educación en la ciudad.

El personal sanitario también conoce en primera persona qué es trabajar al servicio de un modelo de salud incapaz tan siquiera de retener a sus profesionales, muchos de los cuales acaban fugándose a otros destinos más atractivos en cuanto encuentran ocasión.

La sanidad y la educación son pilares del Estado del Bienestar, pero este soporte está en entredicho en Ceuta.

La visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la ministra de Sanidad, Carolina Darias, este pasado miércoles a Ceuta sirvió para presentar en sociedad el flamante y recién renovado nuevo centro de salud de El Tarajal. Pero también animó a los representantes de los trabajadores a formular sus críticas. De igual modo, la Junta de Personal Docente se sintió en la obligación de evidenciar ante la opinión pública las carencias de la educación en la ciudad, estimulados, sin duda, por la visita este jueves a Ceuta del secretario de Estado José Manuel Bar.

«La peor sanidad del Estado»

Más recursos para la sanidad. Esta es la exigencia que el mismo día de la visita a Ceuta de Sánchez y Darias planteaban en rueda de prensa los sindicatos CCOO y CSIF. Los datos manejados por las organizaciones sindicales estiman que Ceuta precisaría de entre 300 y 500 profesionales más en todas las categorías para equipararse a los sistemas sanitarios más mediocres del país. «Tenemos la peor sanidad del Estado», sentenciaba el sindicalista de CCOO Ángel Lara.

El Colegio de Médicos también ha mostrado una actitud combativa. La institución colegial remitía hace un año un escrito a la Secretaría de Estado de Política Territorial que constituía todo un diagnóstico de la situación de la sanidad pública en Ceuta. Los médicos denunciaban entonces la carencia de profesionales, la situación sanitaria frágil agravada por la pandemia, la escasez de hospitales (con solo uno para toda la ciudad), la necesidad de ampliar las especialidades y la falta de un centro de salud mental para ingresos de media y larga estancia.

De todas las peticiones que planteó entonces el Colegio, una ha sido recientemente satisfecha. El Boletín Oficial del Estado publicaba el pasado febrero el Real Decreto de Organización y Funcionamiento del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) que declara los puestos de trabajo del personal sanitario de Ceuta y Melilla como de difícil cobertura. La norma habilita a la dirección de Ingesa para establecer las medidas necesarias que incentiven la contratación de personal en estos puestos.

El uso que haga Ingesa de este instrumento determinará si, efectivamente, las aspiraciones de los profesionales de la salud se han visto satisfechas.

Con todo, las reivindicaciones planteadas por el Colegio en aquella carta no son las únicas que se dejan oír entre los profesionales ceutíes. La construcción de un cuarto centro de salud es una de las antiguas aspiraciones de los sindicatos que aún no se ha visto satisfecha. Esta deficiente cobertura se traduce, según denuncian los representantes de los trabajadores, en sobrecarga de trabajo de las plantillas y en la saturación de los servicios de Urgencias del Hospital Universitario.

Un escrito al Ministerio

«Ningunea, desprecia, incumple sus obligaciones y maltrata a los docentes». Son palabras del presidente de la Junta de Personal Docente, Francisco Lobato, dedicadas al Ministerio de Educación. Los profesionales de la educación no se sienten menos maltratados que sus colegas de la sanidad.

Los representantes de los trabajadores vienen planteando al Ministerio una plataforma reivindicativa que no acaba de ser satisfecha. En ella, los sindicalistas demandan el establecimiento de la jornada lectiva en 23 horas para Primaria y de 18 horas para Secundaria, la reducción de las ratios, más inversiones en infraestructura y un esfuerzo mayor para garantizar plantillas suficientes, entre otras demandas.

La Junta de Personal Docente ha hecho de la exigencia de más personal para atender a los alumnos con necesidades educativas especiales uno de sus caballos de batalla. Los sindicalistas se quejan de que el Ministerio ha recurrido tan solo a parches para intentar superar esta carencia, contratando personal mediante los planes de empleo.

Además, la Junta se queja de la situación del Grupo de Trabajo de Ceuta y Melilla, el único instrumento de negociación en el que pueden estar presentes los sindicatos de sendas ciudades. Los sindicalistas denuncian que a día de hoy se encuentra prácticamente paralizado. Francisco Lobato ha explicado que en cuatro años solo se han mantenido siete reuniones, forzadas, además, por el imperativo de concretar la oferta pública de empleo y los procesos selectivos.