Un cordón policial confina a un grupo más o menos amplio de manifestantes en un área limitada, durante el tiempo que sea necesario, con el fin de impedir el acercamiento de estos para increpar, intimidar o incluso agredir a las personas que requieren protección. El pasado martes, con la visita a Ceuta del presidente del Gobierno y el ministro del Interior, la medida de seguridad no funcionó.
El grupo de alborotadores era reducido, unos cuarenta, pero -aún así- los más violentos consiguieron saltarse el cordón policial y patear el vehículo del ministro Grande-Marlaska a la salida del helipuerto.
En las diferentes imágenes difundidas por los medios de comunicación, se observa como los agentes llegaban tarde a la reacción de los violentos que se echaron encima de los vehículos oficiales, golpeándolos
Esto ha sucedido en Ceuta y con todo un presidente de la Nación al que acompañaba un ministro, unos sucesos que se pueden calificar de muy graves por cómo sucedieron. Entre las preguntas: ¿por qué falló el dispositivo de seguridad? y ¿cómo los violentos pudieron traspasar el cordón policial?. Cuestiones que algún responsable debería explicar.