Como cada 9 de febrero, el presidente Vivas, en su condición de alcalde, ha salido bajo mazas del Palacio de la Asamblea hacia la Iglesia de la Virgen de África, donde ante la Patrona, ha renovado el Voto de Gracias.
Un acto en el que las palabras del jefe del Ejecutivo han vuelto a versar sobre los sucesos del pasado mayo, y la crisis sanitaria. Acontecimientos sobre los que ha agradecido a la Virgen de África su protección y amparo.
“Ceuta tuvo el alma en vilo, la justificada sensación de estar al borde del abismo; así fue, a tu socorro acudimos en busca de amparo: de entereza y lucidez para hacer lo que se debía pensando solo en Ceuta y en España; de coraje para resistir y evitar el desastre; de esperanza para salir adelante; de claridad para proclamar a los cuatro vientos la lección de serenidad, madurez y solidaridad dada por nuestro pueblo en tan difícil trance”, ha dicho el presidente sobre la entrada masiva del pasado mayo.
Mientras que en relación a la pandemia ha pedid paz y descanso para las víctimas mortales. “Alivio y cura para los enfermos; aliento y ayuda para quienes sufren las graves consecuencias económicas y sociales de la crisis; y fortaleza para quienes llevan dos años dando lo mejor de sí mismos para preservar la salud y la vida de los demás”.
Asimismo, el presidente ha querido renovar tanto el voto en nombre del pueblo de Ceuta hacia la Patrona como a la “defensa de la españolidad” de la ciudad. “Sin excusas ni condiciones de servir a la patria para lo que sea menester hasta el último aliento. De conducirnos por la senda de la rectitud, la honestidad y la decencia. De promover la justicia, atendiendo, de manera prioritaria, a los más débiles y vulnerables. De ser valedores del respeto, la concordia y la fraternidad entre todos los ceutíes, cualquiera que sea el credo, la raza o el origen”.
Previo al acto se ha celebrado una misa con la que se ha cumplido la tradición que inició en 1651 el conde de Torres Vedrás y renovaron el Marqués de Campo Fuerte en 1743, el Ayuntamiento de Ceuta en 1937 y, a partir de 1996, la Asamblea de la Ciudad, “en reconocimiento a los favores recibidos de la Divina Providencia, por la intercesión de su Santísima Madre”, venerada con el título de Nuestra Señora de África.
