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Manolo Merlo: "Volvería a las tablas del Siete Colinas porque el Revellín es un auditorio"

La magia del teatro no se vive igual en el Auditorio del Revellín. Tras 35 años sin un espacio donde disfrutar del teatro, sentirse cómodos sobre las tablas del Siete Colinas, el Auditorio no convence a quien lleva más de 50 años sobre ellas y 32 como director de la compañía con más solera de la ciudad. 

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photo_camera Merlo (segundo por la izquierda) en la comedia Mi mujer es el fontanero, con una de sus actrices fetiche, Olga Martí

Tal vez a muchos les suene el Taller municipal de Teatro y a otros el Centro Dramático de Ceuta. Se trata de la compañía de teatro más longeva de la ciudad. Hace 32 años la por entonces concejala de Juventud, María José Navarro, puso en marcha un taller para enseñar a los jóvenes los trucos del teatro. Lo que comenzó como algo temporal, se convirtió en una compañía que ha estrenado 191 obras en estas tres décadas de historia. No ha sido fácil. El director y “hombre para todo”, Manolo Merlo, recuerda que desde que se cerró el Teatro Cervantes con el año 78, los actores de la ciudad no tenían un espacio donde poder mostrar su arte, hasta que en 1996 se abrió el salón de actos del ayuntamiento para después trasladarse al Siete Colinas. Una sala llena de encanto y como al definieron artistas tales como Concha Velasco, Pedro Ruiz o Moncho Borrajo, “cómoda para trabajar”. Merlo mira con nostalgia aquel teatro con sus 512 butacas que se llenaban de caras conocidas, algo que no ocurre con el tan laureado Teatro Auditorio del Revellín, donde pocas veces llenan las 611 localidades, un dato curioso “si tenemos en cuenta que se ha mantenido el precio de las localidades y está más céntrico”.

En este caso, se cumple la máxima de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Merlo volvería al Siete Colinas sin pensarlo. “El Revellín es un auditorio pensado para una sonoridad diferente al teatro. Hay muchos espacios donde la voz no llega a no ser que se apoye con micrófonos”. El espacio es otro hándicap del auditorio. La primera fila está a unos 9 metros del escenario, por lo que se pierde ese momento mágico en que el público y el actor parecen tocarse.

teatro1Como sucede con los hijos, Merlo es incapaz de quedarse con una de las 191 obras puestas en escena. “Es imposible quedarse con un título porque por poco importante que sea, en todas ellas se pone mucho esfuerzo, ilusión y ganas”, matiza Merlo, quien si ha señalado las obras que han marcado una época. “En una primera etapa me quedaría con 6 personajes en busca de autor, después con 12 hombres sin piedad, Agnes de Dios y la última, que algunos han calificado de obra maestra: La cena de los cobardes”.

Sin pelos en la lengua, Merlo califica al público ceutí como “extraño, que está aposentado en la comedia. Es fiel y asiduo y con una media de edad de 30- 40 años”.

El Centro Dramático de Ceuta cierra el año con cinco obras en cartel. La última será el próximo 9 de diciembre Un tonto es el sabio, obra propuesta por una de las integrantes de la compañía. "Somos un grupo en continuo movimiento. No tenemos un número fijo de actores". Fijo o no, el Centro Dramático de Ceuta puede presumir de ser la compañía que más veces ha pisado las tablas de un teatro.