27 DE JUNIO DE 1975

40 aniversario de los atentados del Muralla y la Comandancia de Marina

Aquel 27 de junio de 1975 fue un día trágico. En menos de dos horas estallaron dos artefactos junto a edificios oficiales. El primero a las 15.00 horas frente al aparcamiento del Parador Hotel La Muralla, contiguo a la sede de la Comandancia General, y que hirió a un legionario de guardia. El segundo explotó a las 16.35 horas en la antigua Comandancia de Marina, donde murió Fernando Fernández.

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photo_camera La prensa de la época y el cuaderno de los bomberos dan cuenta de los sucesos / C.A.

40 años después estos sucesos continúan siendo una incógnita. Nada se pudo averiguar en la época sobre los autores de los atentados y nunca nadie los reclamó. Fue un viernes 27 de junio de 1975 cuando en dos puntos distintos de la ciudad, junto a edificios oficiales, estallaron sendas bombas.

La primera explotó alrededor de las 15.00 horas frente al aparcamiento del Parador Hotel La Muralla, contiguo a la sede de la Comandancia General. Se trataba de un vehículo con matrícula marroquí estacionado junto al parador desde hacía días. Son muchas las dudas que hay sobre este atentado, por lo que tampoco se sabe con exactitud si el artefacto estaba adosado a los bajos del coche o bien estaba en el interior del maletero.

Afortunadamente, sólo hubo que lamentar un herido de poca consideración y daños materiales a consecuencia de la onda expansiva. El herido fue un legionario que estaba de guardia en la Comandancia General. En el periódico ABC de aquel día, en la edición Andalucía, página 21, se explicaba que “tras la explosión en el coche, el incendio se transmitió a otros dos automóviles que quedaron igualmente destrozados”. En el diario Informaciones relataban que “por efectos de la onda expansiva, un local comercial del hotel registró daños de cierta importancia, así como algunos vehículos que estaban estacionados en las inmediaciones. En el cuartel general se produjo la rotura de numerosos cristales”.

En un principio, el desconcierto y el miedo se apoderaron de militares, vecinos y trabajadores de la zona pero poco a poco la normalidad fue volviendo, como así demuestran las crónicas de la época que explicaban que “tras los primeros momentos de desconcierto, toda vez que la explosión no revistió gravedad, los asistentes continuaron en el hotel”. El escrito se refiere a las dos comidas de despedida que se estaban celebrando a esa hora en el parador. Una de ellas era la que ofrecía la Sala de la Audiencia de Cádiz con motivo de haber concluido sus actuaciones judiciales. El Faro de Ceuta informaba “que el ruido que produjo el estallido fue impresionante, pero tanto el personal del hotel como los clientes que se encontraban en él, en el comedor, en la barra y en las habitaciones dieron muestras de una gran serenidad y no hubo el menor síntoma de pánico”.

IMG_6279 (Custom)Ceuta Actualidad ha tenido acceso al cuaderno donde aquel día los bomberos escribieron cuanto sucedió desde las 15.00 horas, que fueron requeridos, hasta las 16.30 cuando abandonan la Plaza de África. “…En el aparcamiento del hotel La Muralla había habido una explosión en un vehículo matriculado de Marruecos, ardiendo y siendo sofocado inmediatamente con agua de un auto tanque, la explosión dio a tres vehículos, a un lateral del hotel y ventas de la Comandancia General quedando completamente destrozado el vehículo”. Junto a los bomberos actuaron la Policía gubernativa, la Policía armada, la municipal y la Guardia Civil.

Tras el susto y cuando la ciudad iba volviendo a la calma, otro artefacto, este de mayor potencia, fue colocado detrás de la puerta de acceso al edifico de la Comandancia Militar de Marina, explotando a las 16.35 horas. En ese momento José Manuel, de 5 años, jugaba con su tía en el salón de su casa situado en la segunda planta. “Oímos un ruido enorme. Nunca antes había oído algo así. Los cristales de las ventanas se rompieron, la puerta de la entrada se metió dentro de la casa y el polvo lo llenaba todo. Recuerdo oír a nuestra vecina de rellano llamarnos pero no la veíamos con el humo y el polvo”, recuerda mientras explica cómo se encerraron en la habitación más alejada de la puerta a esperar. “Mi tío salió a la escalera y entonces se encontró con los militares. Teníamos que abandonar la casa. A mí me bajo mi tío en brazos y a mi tía y mi abuela, los militares porque los primeros escalones habían desaparecido a consecuencia de la bomba que estaba en el portal”.

José Manuel era un niño y como tal tiene un recuerdo confuso de cuanto pasó. “Recuerdo que estaba toda mi familia en la calle esperando, mirando cómo trabajaban los militares y los bomberos pero no sabíamos qué había producido la explosión. Estuve muchos meses sin querer dormir solo y cuando oía un ruido fuerte me sobresaltaba”. La madre de José Manuel salió del antiguo número 26 de la calla Calvo Sotelo tan solo 30 minutos antes de que explotara la bomba y no recuerda haber visto ninguna mochila, ni objeto sospechoso detrás de la puerta de entrada al edificio.

 

Un fallecido en Calvo Sotelo

Como consecuencia de la explosión murió Fernando Fernández Moreno, carpintero de 25 años, casado y con una hija y vecino de La Almadraba. Él y su compañero, Luis López de 23 años, estaban subiendo un mueble a la vecina del último piso de La Marina cuando les sorprendió la onda expansiva. El joven se acaba de licenciar como cabo primero de Artillería. La explosión desplazó al joven a varios metros de distancia. Al entrar primero en el portal fue cogido de lleno por la detonación. De hecho, y tal y como contaba el diario Informaciones, “la puerta del edificio, por efectos de la onda expansiva, salió despedida unos tres metros y medio. En el portal del mismo se produjo un orificio de unos dos metros de diámetro. El marino de la puerta del inmueble salvó milagrosamente su vida ya que en ese momento se dirigió a atender una llamada, poniéndose a resguardo de la explosión.

El alcalde de Ceuta aquel 1975, Alfonso Sotelo, declaraba, desde las Cortes Españolas, estar seguro de que “estos atentados darán más fuerzas, si cabe, para reafirmar nuestra españolidad”. Sotelo aseguraba que uno de sus hijos, Javier de 10 años, estuvo a punto de verse afectado por una de las bombas.

El ABC de aquel día explicaba que “después de esta segunda explosión y temiéndose lo peor, el mando militar ordenó que todos aquellos soldados que se hallaban fuera de sus cuarteles se incorporasen a los mismos si bien por la tarde la tropa disfrutó de su paseo diario”. El diario Informaciones informaba que “numerosos marroquíes- se habla de un centenar- han sido detenidos e interrogados”. También informaba que los puestos fronterizos de Ceuta con Marruecos quedaban cerrados y con un riguroso control, pero de nada sirvió ya que 40 años después los sucesos continúan sin esclarecerse.

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