12.905 desempleados, tímido reflejo de una profunda desigualdad

Los sindicalistas temen que un endurecimiento de las políticas económicas promovido desde la Unión Europea conduzca a una “situación catastrófica”

AAAA.jpgDependencias de las oficinas de empleo en Ceuta / A.A.El de “intensidad del trabajo del hogar” es un frío indicador que puebla los informes y estudios elaborados por las oficinas de estadística. Un artificio matemático cuya función es representar una realidad encarnada en la azarosa existencia de miles de familias españolas, una figura concebida para describir la necesidad, la ausencia de oportunidades, la desesperación. Apenas una cifra que aproxima a los análisis económicos la tragedia de los hogares asolados por la crisis. “Es un indicador que relaciona el número de personas de un hogar que tienen empleo con el número de ellas que se encuentran en edad de trabajar – explica el doctor en Ciencias Políticas y Sociología, Carlos Rontomé – Según datos de 2013, este indicador mostraba que el 12 por ciento de los hogares españoles se hallaba en situación de baja intensidad de trabajo, cifra que se elevaba hasta el 29 por ciento en el caso de Ceuta”.

Si se asume la convención de que una elevada tasa de desempleo constituye un factor decisivo para la inestabilidad de las comunidades, habrá que concluir que Ceuta es el mejor de los laboratorios para un investigador de las ciencias sociales. Y si a ello unimos su multiculturalidad, su diversidad étnica, la peculiar configuración de su estructura económica y su carácter de territorio confinado entre el mar y una frontera exterior, el laboratorio se convierte en el paraíso del sociólogo.

La última encuesta de población activa (EPA) cifraba la tasa de desempleo ceutí en un inquietante 31,95 por ciento, superada tan sólo por la registrada para Andalucía y a años luz del 23, 67 por ciento en el que se situaba la media española. Los datos de paro registrado correspondientes al pasado noviembre cuantifican en 12.905 las personas que en la ciudad se hallan en situación de desempleo. 47 menos que en octubre, pero 122 más que hace justo un año.

Lo cierto es que las cifras de desempleo emboscan un panorama social definido por la existencia de profundas desigualdades. Una situación que se explica, entre otros factores, por la ausencia manifiesta de actividades económicas productivas, la postergación de una buena parte de la comunidad de origen sociocultural musulmán y un peso desmedido de la administración pública en el mercado de trabajo. “Tenemos familias que subsisten sólo con ayudas sociales, o gracias al trabajo subsidiado que representan los planes de empleo, o, incluso a la economía sumergida y, frente a ellas, a todas las personas empleadas en el sector público – describe el doctor Rontomé – Es decir, un sector de la sociedad con ingresos inseguros frente a otro con retribuciones estables que, además de no estar sujetas a los vaivenes del mercado, suelen ser muy altas”.

La exposición del profesor universitario constituye una evidencia para los representantes empresariales y sindicales ceutíes. Ceuta sería así, para los agentes económicos, una ciudad en la que las inversiones pública y privada se hacen de rogar y donde las iniciativas dirigidas a fomentar un tejido productivo real apenas existen.

El secretario general de UGT-Ceuta, Antonio Gil, lamenta las consecuencias de una política económica que fía el sostenimiento del empleo a los servicios prestados por la administración pública. “En los tiempos de bonanza económica, debimos haber aprovechado para propiciar un cambio en nuestro modelo productivo, demasiado dependiente del turismo y del sector servicios, pero no lo hicimos”, se queja el sindicalista.

El dirigente ugetista advierte, además, de que el mercado de trabajo ceutí puede ser sacudido por una hipotética futura radicalización de las políticas de austeridad europeas. Una exigencia más contundente de la UE a España para la aplicación de recortes de gasto público más rigurosos traería consigo una conmoción para el empleo en la ciudad, a juicio del sindicalista. “Eso supondría una auténtica catástrofe”, vaticina.

Las posibilidades de impulsar la economía ceutí al amparo de nuevas iniciativas se antoja la única vía para desvincular el mercado de trabajo local de la administración pública. A juicio de los empresarios caballas, la ciudad debería caminar hacia un modelo orientado a explotar sus posibilidades, un modelo que podría inspirarse en la experiencia de otros territorios como Canarias o Baleares que han forjado economías sólidas pese a su insularidad. Tal es la idea que defiende el presidente de la Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE), Rafael Montero. El representante de la patronal considera que las propuestas y advertencias que los empresarios han planteado para el desarrollo de la economía local no han sido atendidas por las autoridades.

“Parece ser que solo en el último año se han dado cuenta de que nuestro turismo, el que realmente nos interesa, tiene por origen Marruecos. Lamentablemente, hemos perdido mucho tiempo, continuamos con un enorme problema fronterizo que se podría haber superado si se hubiesen tomado las medida oportunas en su momento”, sintetiza Montero.

Una comunidad estigmatizada

El desempleo en Ceuta estigmatiza sobre todas las demás a la comunidad musulmana. El profesor Rontomé explica cómo en la década de los 60 la ciudad comenzó a recibir la afluencia de una inmigración procedente del país vecino cuya motivación era fundamentalmente económica. Aquellos trabajadores constituían una mano de obra escasamente cualificada y de muy baja instrucción. La situación de los descendientes de aquellos inmigrantes ha mejorado decisivamente en las últimas décadas, pero ello no ha evitado que, quizás por una cierta inercia social, las mayores tasas de fracaso escolar y desempleo se continúen registrando entre los miembros de esta comunidad. Según la obra “Ceuta, convivencia y conflicto”, publicada por Rontomé en 2012, el índice de este tipo de fracaso entre los escolares musulmanes alcanza el 80 por ciento.

Así, por ejemplo, en conjunto, el número de ceutíes que acceden a estudios universitarios se ha incrementado notablemente durante las últimas décadas. Hay muchos más jóvenes de origen sociocultural musulmán que llegan a estudiar una carrera universitaria, pero la proporción respecto del resto de la población sigue siendo menor.

“Es, quizás, también, la consecuencia de la desatención que sufrieron hace diez o quince años los niños que hoy son los adultos que engrosan las listas de parados –ataja el empresario Montero– Todos recordamos los tiempos en los que el narcotráfico era el modelo a imitar por los más pequeños, y aquello hizo un gran daño”.

 Geografía de la pobreza

A partir de todos estos datos, resulta posible elaborar un mapa de la pobreza en la ciudad que ilustra con precisión acerca de cuáles son las zonas en las que la incidencia del desempleo resulta mayor. Las investigaciones del doctor Rontomé muestran cómo el índice de baja intensidad de trabajo alcanzaba ya en 2007 sus mayores valores en los distritos que engloban a barriadas como El Recinto, Príncipe Felipe, Príncipe Alfonso o Benzú. Poco más de un lustro más tarde, otras zonas de la ciudad han sido contagiadas por este virus de la degradación de las condiciones de vida.

El centro de la ciudad y la ribera norte constituirían el ámbito menos afectado por los problemas de la pobreza y el desempleo. En contraste, la ribera sur se revelaría como el área donde estos problemas se manifiestan con mayor crudeza. “Cuando se habla de pobreza, desigualdad, desempleo, se emplea el concepto centro-periferia, pero aquí hemos constatado la existencia de otro eje, que no es otro que el norte-sur: resulta obvio que quien menos tiene acaba estableciéndose en los lugares donde es más económico vivir”, concluye el sociólogo.