La agresión este martes a un trabajador habla de las difíciles condiciones en la que desempeñan su labor los desempleados del programa de colaboración social asignados al dispositivo del Paso del Estrecho. Desde el pasado 15 de julio y hasta el próximo 15 de septiembre, una quincena de parados beneficiarios del programa trabajan como personal dedicado a prestar información a los viajeros y encauzar a los vehículos en la zona de pre-embarque de las instalaciones portuarias.
El agredido, un hombre de 52 años, fue golpeado por dos jóvenes franceses que desatendieron sus señales para que detuviera el vehículo. Posteriormente, los agresores justificaron su actitud ante la Guardia Civil en el hecho de que desconocían las intenciones del trabajador ya que no portaba identificación alguna. Los trabajadores de colaboración social critican, precisamente, las dificultades que encuentran en su labor cotidiana por este hecho.
Según denuncian los afectados, al comienzo de la campaña la Autoridad Portuaria le facilitó unos chalecos reflectantes que les identificaban como auxiliares de la Policía Portuaria. Las quejas de algunos policías llevaron a la dirección del Puerto a sustituir los chalecos por otros sin leyenda alguna.
“Hay días en que, cuando accedemos a nuestro puesto de trabajo, algunos tenemos incluso problemas en el control de la Guardia Civil”, se queja uno de los operarios de colaboración social.
Los desempleados adscritos al dispositivo de la OPE cobran en función de su historial de cotización, salarios que, en algunos casos, se sitúan en los 350 euros. Estos ingresos se suman a la ayuda de 426 euros cuya percepción es, precisamente, condición para su registro en el programa de colaboración social. La jornada laboral es de ocho horas diarias.
Críticas de UGT
“Es una situación deplorable”, lamenta el secretario general de la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo de UGT (SMC-UGT), Ramón Sánchez. El sindicalista denuncia las condiciones en las que trabajan estos operarios, sin protección del sol durante toda la jornada y sin señales externas que les identifiquen como trabajadores de la Autoridad Portuaria. “No disponen de ningún elemento que les proteja del sol, están prácticamente olvidados y ni siquiera se han ocupado de proporcionarles una identificación”, se queja el sindicalista.
