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Un estudio subraya el aumento de la población extranjera y el retorno de ceutíes a la ciudad durante la crisis

El estudio del catedrático Joaquín Aranda sobre la evolución del desempleo en Ceuta mantiene que una parte del incremento de desempleo en la ciudad está vinculado al crecimiento de la población.

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photo_camera Viandantes caminan por la calle Real (C.A./ARCHIVO)

La tesis de que las elevadas cifras de desempleo han de vincularse al crecimiento de la población activa y no a la destrucción de empleo dispone ya de un aval académico. El PP, principal valedor del argumento, ha encontrado un aliado en el profesor Joaquín Aranda, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia. Aranda mantiene una antigua relación con los gobiernos del popular Juan Vivas, para quien ha elaborado distintos estudios económicos, el último de los cuales evalúa la evolución del mercado de trabajo en la ciudad durante los últimos diez años. Además, el profesor fue elegido por la Ciudad para representar a Ceuta en el comité de expertos encargado de elaborar una propuesta para la nueva financiación autonómica.

El documento, todavía en fase de borrador, presentado la pasada semana por Aranda a los grupos políticos, se abre, precisamente, constatando el incremento de la población experimentado en la ciudad. El autor incide en el incremento de la población extranjera y el retorno de ceutíes que vivían en el exterior y subraya, textualmente, que “una parte del aumento del paro se debe a la incorporación de nueva población”.

La consideración contenida en el informe evoca la argumentación con la que los populares vienen justificando en los últimos años los sucesivos incrementos del desempleo constatados por el Servicio Público de Empleo Estatal. Ya en octubre de 2015, el portavoz del Gobierno, Jacob Hachuel, vinculaba las elevadas cifras de paro a la vuelta a la ciudad empujados por la crisis de “muchísimos” ceutíes.

Pero, ¿cuál ha sido la evolución de la población en Ceuta durante los últimos años? Una convención generalizada sitúa en 2008 el inicio de la crisis económica en España. Con esta referencia, y con los datos de población registrados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en la mano, se observa que el salto cuantitativo más notable en términos demográficos se produjo durante los primeros años del periodo crítico.

La población de Ceuta en 2002 ascendía a 70.874 personas, 14.233 menos que las registradas por el INE a 1 de enero de 2017. Entre 2002 y 2007, año previo al estallido de la crisis, el crecimiento demográfico en la ciudad se cifraba en 3.281 personas. Es a partir de 2008 y hasta 2012 cuando la expansión de la población experimenta su mayor magnitud. Entre estas dos fechas, el número de residentes crece en 9.682.

La última fase de la crisis, esto es, desde el año 2012 hasta la actualidad, la velocidad del crecimiento se ralentiza. En este periodo, el número de habitantes tan sólo ha aumentado en 1.270 personas.

 

“Potencial económico”

Este incremento de la población, al que el “informe Aranda” atribuye buena parte del desempleo generado en la ciudad, no constituye para el profesor un motivo de desaliento que no permita mantener un cierto optimismo de cara al futuro, siempre que concurra un determinado escenario. Tal escenario se define en el borrador del estudio. Según Aranda, la economía ceutí ha crecido durante el último quinquenio por debajo de su potencial. Bastaría, continúa el profesor, con recuperar ese potencial para generar 1.750 nuevos empleos en cinco años. O 3.000, si la realidad de ese crecimiento consigue superar las expectativas.

Aranda halla otro curioso yacimiento para la creación de empleo. El catedrático estima en al menos unos 2.000 los contratos que, cada año, se suscriben en Ceuta a trabajadores procedentes del exterior. Ante este dato, el profesor concluye: “Su reducción a la mitad daría lugar a más de un millar de contratos anuales dirigidos a parados locales”.

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