La cercana huella del cambio climático

La aprobación esta semana de la nueva Ley de Cambio Climático supone un paso adelante en la lucha contra un fenómeno cuyas consecuencias resultan cada vez más evidentes. 

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photo_camera Día de temporal en Ceuta (C.A./ARCHIVO)

Que el calentamiento global se ha erigido en un aliado inestimable en la lucha contra las muertes por hipotermia resulta incontestable para el diputado al Congreso por Vox, Francisco José Contreras. Su señoría encomió ayer con entusiasmo en la Cámara Baja la aportación del cambio climático al eterno duelo que el ser humano mantiene contra el frío, ya se trate, ha de suponerse, del furioso y gélido viento que sopla en la Antártida, ya de la incómoda sensación de miruji que se apodera de las canillas cuando los pies quedan a la intemperie por fuera del edredón nórdico.  "Que se caliente un poquito el planeta evitará muertes por frío", sentenció ufano desde su escaño el parlamentario.

Irreductible en su idilio con todo lo que arda, queme o hierva, Contreras debió de recibir como un jarro de agua fría la aprobación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

Con arreglo a sus compromisos internacionales, España deberá haberse emancipado del uso de los combustibles fósiles a mediados de siglo. La nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética establece el marco para este proceso de descarbonización, esencial en el objetivo de reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

 

Consecuencias

Y es que las consecuencias del cambio climático resultan cada vez más evidentes y cercanas. Tan próximas como pueda estarlo el puerto de Ceuta.

Un reciente estudio del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria y del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de EEUU ha analizado los efectos que el cambio climático puede llegar a ocasionar en más de 2.000 puertos costeros del mundo.  Según sus conclusiones, el 14% de estos vivirán a finales del siglo XXI un riesgo muy alto si continúan aumentando las emisiones de efecto invernadero.

El de Ceuta sería uno de los tres puertos españoles, junto a los de Bilbao y Bermeo, que afrontarían un riesgo alto. Los expertos manejan como posibles escenarios situaciones en las que las operaciones portuarias acabarían estando condicionadas por los efectos del cambio climático: diques superados por la altura de las olas, la llegada de fenómenos meteorológicos más propios de otras latitudes como ciclones y huracanes, vientos más intensos, altas temperaturas o precipitaciones copiosas.

2050, fecha de referencia en la lucha contra el cambio climático, puede no resultar un buen año. Algunos estudios ya apuntan que, de mantenerse la tendencia actual, a mediados de siglo se registrará un mayor número de días cálidos y olas de frío cada vez menos gélidas. En Ceuta, el número de días cálidos podrá incrementarse en 23 para entonces.

Según un estudio del Observatorio de Sostenibilidad, las temperaturas medias máximas han subido 2,2 grados desde 1970. La cifra media en el aumento de las temperaturas mínimas es de 0,22 grados por década, un valor que se eleva a los 0,39 en el caso de Ceuta.

El cambio climático, forzado por la intervención humana, constituye ya una amenaza que nadie se atreve a negar. El Estrecho de Gibraltar y, por ende, Ceuta, es uno de los lugares con una mayor exposición a este fenómeno. Según las estimaciones más pesimistas, la ciudad podría llegar a sentir las consecuencias de incrementos del nivel del mar estimados entre los cinco y los seis metros.