Las habrán visto por las calles, en fila, una detrás de otra o bien decorando los pinos con bolas que parecen de algodón. Se trata de las orugas procesionarias. Larvas cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta en los seres humanos, así como intensas reacciones alérgicas. Este insecto es la mayor plaga que invade España durante uno o dos meses y la que más daños provoca en las personas y animales de compañía. El simple contacto con ella puede ser muy peligrosa para el hombre y muy tóxica para los animales domésticos.
Y esto es precisamente lo que está pasando en la ciudad. Niños con urticaria y picores. Ese es el caso del hijo de Miguel que con 8 años lleva desde el jueves con dolores y medicamentos para intentar bajar la hinchazón. Fue jugando en la calle en Los Rosales, junto a la mezquita, cuando varias orugas se le posaron en la ropa. Las ronchas, los picores y el dolor no se hicieron esperar. Tres veces han ido ya a urgencias y es que parece que los antiestamínicos no le hacen el efecto deseado. Lo peor de todo es que como él hay otros casos en varias zonas de la ciudad como Zurrón, Juan Carlos I, Los Rosales, La Marina o los merenderos del pantano.
Estas orugas crecen en los pinos. Los individuos adultos, en forma de mariposas, se aparean en verano y la hembra pone sus huevos sobre las copas de los árboles formando bolas de pelo blanco parecido al algodón. El cambio climático es una de las razones para que aparezcan en esta época del año cuando normalmente lo hacen en primavera, explica la directora del colegio Santa Amelia, Lola Villodres, donde también han aparecido estas orugas. Fue el viernes cuando detectamos la presencia de estos insectos en el pino que tenemos en el patio. Durante todo el día evitamos que los niños jugaran por la zona. Hoy a las 8 de la mañana se han eliminado. Se han retirado 7 bolsas.
Niños y perros, sus víctimas favoritas
Precisamente su color es lo que las hace atractivas a la vista de los más pequeños, por eso, los padres tienen que estar muy pendientes de lo que sus hijos tocan en el suelo, ya que al mínimo despiste pueden estar tocando una oruga y ir directo a urgencias. Los perros también son una de las grandes víctimas. Su instinto les lleva a olfatear todo lo que ven e incluso a metérselo en la boca, lo que les produce serios daños en la boca y el hocico, como lanecrosis, enfermedad con la que pueden perder parte de la lengua.
Desde que saltaron las primeras alarmas, las redes sociales se han llenado de mensajes pidiendo a los dueños de los canes que extremen las precauciones. Esta oruga procesionaria es fácilmente reconocible. Tiene la cabeza y la piel de color negro y los costados de color gris. Cuenta, además, en su dorso con unos pelos rojizos, llenos de una sustancia muy urticante que la protege de sus depredadores, con sólo tocarla u olfatearla pueden sufrir graves reacciones alérgicas. En el caso de los perros, se produce hipersalivación, se inflama la lengua y aparece una coloración roja o amoratada, aparecen ampollas con líquido y úlceras que pueden producir pérdidas de alguna parte de la lengua. Cuando el perro entra en contacto con dichos pelos puede presentar diversos cuadros, desde un cuadro alérgico como puede ser una urticaria, a sufrir eritemas o hinchazón de la cara, necrosis en la lengua e incluso la muerte si ésta fuese ingerida.
Por su parte, desde la asociación ecologista Septem Nostra acusan una falta de información por parte de la ciudad. "Se deberían editar trípticos con información útil, cómo actuar en caso de tocar una oruga, precauciones, síntomas... Son plagas muy invasivas y dificíles de controlar", explica Jose Manuel Pérez, presidente de la asociación.
Ceuta Actualidad ha intentado ponerse en contacto con el Gobierno de la ciudad para conocer las actuaciones que se están llevando a cabo pero no hemos obtenido respuesta.
