Con los resultados de las pasadas elecciones generales en la mente, los partidos, sobre todo los que han participado en esos comicios, aún están digiriendo los resultados y terminan de sacar conclusiones, y aunque sus candidatos se afanen en explicar al electorado que nada tiene que ver un proceso electoral, las generales, con otro, las municipales, es cierto que las segundas, de alguna manera, se van a ver afectadas por las primeras.
Es cierto que en las generales, ante la irrupción de una formación política como Vox, en Ceuta se ha optado hacer uso del voto útil, y el bloque de izquierda ha sabido aglutinar adecuadamente los sufragios y así el PSOE ha obtenido el diputado y los dos senadores. El PP, por el contrario, ha sido el gran derrotado debido a que Vox le ha comido parte de su electorado y ha concluido el proceso con nueve mil votos. La formación ultraconservadora había alcanzado 130 votos en su última concurrencia a unos comicios. Pese al triunfo del bloque de la izquierda no hay que dejar de pasar por alto que sumados los votos obtenidos por PP y Vox dan una cifra superior a la alcanzada
Lo que se respira en el ambiente, encuestas aparte, es que los resultados de las municipales van a ser muy apretados y es posible que ninguno de los partidos que concurren a las mismas obtenga la mayoría suficiente como para poder gobernar en solitario. Esta realidad ya ha sido reconocida por algún candidato, el resto, aunque no se pronuncien, procuran evitar hablar del asunto. Pero la realidad es la que es, y hablar de posibles pactos poselectorales está presente en la mayoría de las comparecencias de los candidatos, bien sea en respuesta de los candidatos a las preguntas de los periodistas o bien porque estratégicamente interese.
El PP ha aprovechado el gran debate dialéctico y de descalificaciones que tuvo como protagonistas a Caballas y Vox para cambiar su discurso y dejar claro que no cuenten con ellos esos partidos que rompen y ponen en peligro la convivencia. O lo que es lo mismo, que no pactará ni alcanzará acuerdos, ni para elegir al presidente ni para formar gobierno, con Vox y Caballas, que han sido excluidos por los populares. Otros también han eludido pronunciar la palabra pacto o acuerdo, aunque dejan la puerta abierta a mantener conversaciones y reuniones, que en el caso del PSOE no es ni pactar ni acordar nada. Los socialistas aún están haciendo la digestión del empacho de votos de las generales.
Pese a lo explicado, todos los candidatos reconocen que la situación es complicada y empiezan a vislumbrarse en el horizonte varios objetivos claros. Uno de ellos es aprovechar el desgaste del Partido Popular, que lleva 14 años gobernando con tranquilidad y 4, la última legislatura, haciéndolo de manera muy traumática. El otro objetivo es aislar a Vox. Nadie habla de cordón sanitario, pero es una idea que se deja entrever por parte del resto de formaciones política cada vez con más claridad e intensidad.
En el hipotético caso de que las elecciones concluyesen sin mayoría absoluta para ninguna de las formaciones, es obvio que se abriría un proceso de diálogo tanto para la elección de presidente como para la formación de gobierno, aunque también se podría dar la circunstancia de la existencia de un gobierno en minoría que contara con los apoyos suficientes para sacar adelante los asuntos importantes, entiéndase presupuestos, aprobación del PGOU u otros.
