Enero es un mes un tanto ajetreado, un comienzo de año que no nos da tregua. Un mes en el que disfrutamos del espíritu navideño, de la magia de los regalos, de los buenos propósitos, de la famosa y temida cuesta de enero, de los impuestos...
Mucha actividad, para tan solo 31 días, que, en ocasiones, nos impide volver a retomar nuestra “deseada normalidad”.
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