«Fue deprimente, vergonzoso, me quedó en estado de shock», asegura la viuda de este paciente fallecido en marzo de 1998: «No te esperas que a una persona que ha fallecido hace tantos años le estén ofreciendo ahora un servicio que antes casi tenía que reclamar para que se lo hicieran».
De hecho, el diagnóstico de la enfermedad no lo emitió la sanidad pública, sino un médico de la privada después de varios intentos sin éxito en el Servicio Andaluz de Salud. Una vez que el facultativo detectó el cáncer, éste derivó J. M. al Hospital Clínico San Cecilio de Granada «y empezó el proceso y el calvario», apunta su viuda.