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Las compañías aéreas huyen

Las exigencias, inspecciones y demás trabas burocráticas impuestas por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) dificultan que las compañías aéreas de menor tamaño establezcan sus sedes en España, según fuentes del sector

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photo_camera Jet privado / Estrella Digital

Estrella Digital

A pesar de la existencia de una normativa europea, igual para todos los países de la Unión, en España existe un severo intervencionismo que perjudica al sector de la aviación. Por esta razón, muchas compañías de carácter general y ejecutivo, prefieren instalar sus sedes en países como Portugal, Francia o Inglaterra, donde es más fácil formalizar su situación e igualmente seguro.

El procedimiento que sigue AESA para regular la aviación, tiene una serie de normas muy intrincadas que provoca, no sólo que las compañías huyan de España sino que algunas de ellas pidan a sus pilotos que formalicen su situación en otros países.

Incorporar una aeronave nueva a una flota ejecutiva española puede llevar más de seis meses, sin embargo en Malta, menos de un mes. Este ejemplo es clave para entender por qué tanto la aviación general, como ejecutiva (jets privados) y los conocidos como  'aerotaxis', se hace cada vez más pequeña en España, pues no pueden afrontar la espera que les puede suponer casi cualquier trámite.

 

Riesgo para la aviación española

A pesar del descontento generalizado, el poder de la Agencia de Seguridad hace que las quejas no se escuchen demasiado alto, por lo que, al parecer, esta situación no va a cambiar. Todo ello,  podría suponer un riesgo para la aviación española, además de una gran pérdida económica, tanto por el cobro de impuestos que no se realiza, como por la disminución puestos de trabajo.

Ante esta situación, que parece prolongarse debido a la cultura funcional española, en los últimos años han desaparecido más de una veintena de este tipo de compañías. Además, actualmente sólo quedan doce empresas con Certificado de Operador Aéreo (AOC) categoria B, es decir, aviones con menos de 20 asientos.

Otro ejemplo es el que representa Netjets, la mayor empresa aérea ejecutiva a nivel mundial, con más de 700 aviones, pues ya supera el número total de jets privados en España, y todas sus aeronaves de Europa han pasado los procesos de regularización en Portugal. Por su parte, Vistajet, líder en Europa, con más de 70 aviones, tiene sus aeroplanos matriculados en Malta. Con estos datos y a no ser que la situación cambiase, los españoles podríamos ver cómo nuestra aviación se reduce a las  pocas grandes compañías que pueden hacer  frente a las exigencias de AESA.

La falta de flexibilidad dificulta la proliferación de nuevos proyectos y el crecimiento de las diferentes compañías que ya operan en España, en un momento en el que la red de Aena ha registrado recientemente un aumento en el número de viajeros en nuestro país. Cerca de 14 millones de pasajeros han pasado por los aeropuertos españoles en mes de febrero, un 5,1 % más que en 2016.

Por otro lado, además de las consecuencias económicas del impacto del referéndum británico a nivel general, que provocaron la devaluación de la libra, existe el miedo a sus repercusiones en el sector de la aviación y a las relaciones 'aéreas' entre España y Reino Unido.

Según un informe elaborado por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), es posible que el mercado de transporte de pasajeros descienda entre un 3 y un 5% hasta 2020 debido al Brexit. Además, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los volúmenes comerciales británicos pueden bajar entre un 10 y un 20% hasta 2030.

Todo ello podría favorecer que las compañías británicas se decidiesen a establecer sus bases en España. Esta oportunidad no debería ser desaprovechada por AESA, pues podría suponer un impacto favorable, tanto para a nuestra aviación, como para nuestra economía.

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