CAMPAÑA CATALANA

ERC en la senda de Roures, la que se guarda Arrimadas y los irrelevantes útiles

Último fin de semana de campaña en Cataluña. El independentismo logra que, por primera vez en democracia, la victoria nacionalista esté en duda y que todas las posibilidades estén sobre la mesa.

Parlamento de Cataluña (PARLAMENT.CAT)
photo_camera Parlamento de Cataluña (PARLAMENT.CAT)

Estrella DigitalDomingo Labrador

Vivimos una campaña electoral en que las emociones superan a los programas y los escraches a los compromisos. La participación será determinante en lo que siempre fue un balneario electoral del catalanismo y hoy ofrece todas las posibilidades sobre la mesa política.  

 

Los sondeos de infarto

El fin de semana llega con sondeos de toda naturaleza. Sin embargo hay un dato clave: hasta en sectores independentistas y nacionalistas se estima que el constitucionalismo puede ganar. Si la participación supera el 85% es muy probable la derrota independentista.

A pesar de lo esperado ni Esquerra despunta ni Ciudadanos se hunde. Los socialistas crecen, aunque tampoco tanto, mientras las fuerzas minoritarias luchan por no perder escaños- El sistema electoral prima al nacionalismo, pero ya no garantiza mayorías de escaños.

 

Esquerra en la senda de Roures

Casi todo ha ido mal en la campaña de Esquerra. No será hegemónico en el independentismo como creía antes del “fuigdemont”, lo de la Rovira parece poco sostenible  y la ausencia de Junqueras no ha podido ser sustiuida. Además, Rovira, Romera y compañía han diseñado una campaña de “cárcel” que ayuda poco a la hegemonía social.

ANC, Omnium y los estetas del “independentismo cuqui” presionan a ERC para hacerle la ola a Puigdemont, mientras los de Esquerra se lo curran. Por otro lado, los republicanos no parecen haber acertado con Rovira, buena para el odio, opaca para la propuesta.

Esquerra, ganadora o segunda según que sondeos, no desea repetir acuerdos con sus antiguos socios y busca como evadir la presión de las asociaciones independentistas. Se orienta, en realidad, a la senda de Roures: un acuerdo con Comunes y PSC, ignorando al huido y al anticapitalismo. El problema es que es una alternativa que puede no sumar.

Una estrategia que aplauden Colau e Iglesias que aspiran a que ERC y socialistas participen en la segunda parte de la jugada: la moción de censura contra Rajoy.

 

Arrimadas reparte cartas

Parece que Ciudadanos vivía el minuto de gloria preelectoral de toda formación bisagra. Sin embargo, la buena imagen de la candidata, el perfil bajo del PP y el voto útil están prolongando la creciente estela electoral hasta hacer verosímil la victoria.

Arrimadas puede repartir cartas, pero además puede guardarse algún as en la manga. No solo está dispuesta a gobernar sino a “dejar gobernar”, Quiero esto decir que podría satisfacer las ansias de gobierno de Iceta – y su conocida trasversalidad- a cambio de controlar el gobierno y las alfombras del pasado de la Generalitat.

Una maniobra que a Rivera no le vendría mal y le daría la portavocía del discurso constitucional frente al PP, por otra parte, dejaría a los Comunes en la situación de votar en contra de Iceta e impedir la gobernabilidad, mal asunto para una parte de los comunes, especialmente los federalistas.

 

Los irrelevantes útiles

Hay tres fuerzas políticamente irrelevantes en el escenario catalán. Aunque juntas suman casi una cuarta parte del electorado, por separado su importancia depende, exclusivamente, de sumarse a las operaciones que otros pilotan.

En el caso de la CUP, el sendero de salida parece claro. Sin acuerdos con el viejo tripartito independentista o con mayorías con constitucionalistas, la CUP amagará con irse del Parlament, probablemente hasta que los elector y electas vean la primera nómina. Después aspirarán a producir alguna derrota al gobierno de turno. Paradójicamente, la participación electoral reduce la presencia de los “anticapis” catalanes por debajo de sus escaños actuales.

Los Comunes de Colau y Doménech parecen haber recuperado cierto tono electoral pero se pelean con sus propios resultados: difícilmente superarán los escaños antes obtenidos. Tras iniciar una campaña que convertía a Doménech en “Señor Borgen”, la llave, observan que esa llave puede corresponder a Iceta.

Los Comunes, ciertamente, son los que mejor pueden posicionarse en términos de alianzas. Podran concurrir con Esquerra tanto a un tripartito con el PSC como a una coalición independentista que no adopte vías unilaterales. También, pueden dejar paso un gobierno de Iceta, aun no formando parte de él.

El Partido Popular lo tiene claro en cualquier circunstancia. Los populares nunca han competido en espacios nacionalistas y tampoco lo han hecho esta vez. Asumirán el rol de apoyo a cualquier alternativa constitucionalista.

El problema del PP, que el partido empieza a analizar, es si esta estrategia de subsidiariedad catalana puede tener efectos en el mapa político español.