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"He sido utilizada"

Kelly Martínez, una mujer americana de 32 años, quien se lamenta de haber sido 'utilizada' como vientre de alquiler en tres ocasiones, intenta advertir a otras mujeres sobre las posibles consecuencias físicas y psicológicas que puede acarrear dicho proceso, ilegal en España. 

estoy-embarazada-puedo-viajar_643
photo_camera Consecuencias de la gestación subrogada

Estrella Digital/Marta de la Fuente

"¿Les amarán lo suficiente?", se pregunta Martínez, quien en 2016 dio a luz a unos gemelos, tras ejercer como 'madre vasija' para una pareja española, que según ella, no se preocupó como debía del proceso de gestación, ni de establecer con ella la relación cercana que se esperaba. 

"No creais lo que dicen las agencias, ni a los padres interesados. No hay protección para nosotras, las madres subrogadas. Me sentí utilizada, pues -el proceso- es sólo una cuestión de dinero. Me mintieron, y por eso ahora hablo, para advertir a las mujeres. Ojalá pudiera volver atrás", se sincera Martínez, quien reside en Dakota del Sur, Estados Unidos. 

Kelly, madre de  tres hijos de 15, 13 y 5 años, camina por Madrid acompañada de su marido Jay, con la esperanza de ver a los dos niños a los que dio a luz para una a una pareja española. Sin embargo, ella está en la capital española para participar con la plataforma Stop Subrogacy Now en contra de la Feria de Gestación Subrogada, celebrada en Madrid el pasado fin de semana.

La americana se reunió con centenares de mujeres que protestaban frente al Hotel Weare de Chamartín, donde tuvo lugar el evento en favor del alquiler de vientres en España. 

"Estaba desesperada, y busqué en Google, ¿Quién ayuda a las madres de alquiler?. Entonces encontré la plataforma.", explica Kelly, quien reconoce que prestó que su vientre por dinero. "Lo hice por el dinero, sin duda, pero también porque quería que todos estuvieran orgullosos de mí. Mi padre murió cuando yo tenía 13 años, mi madre cuando tenía 17 y mi hermano cuando tenía 20. La agencia me había convencido de que era como un milagro para ayudar a estas parejas y lo ví como una mi manera de curar las heridas ", explica Kelly, quien se ha prestado en varias ocasiones a someterse a un proceso de alquiler de su vientre. 

Sin embargo, su experiencia no fue la esperada, pues tuvo tres procesos que resultaron "negativos", según comenta. "El primer embarazo fue en 2005 para una pareja gay en París. Parecía muy complicado, dado que la maternidad subrogada está prohibida en Francia. Tuve que ir al consulado en Chicago y decir tuve un romance con uno de ellos dos. Fue muy humillante", explica. 

La segunda vez que participó como madre subrogada, fue para ayudar a una pareja heterosexual, que parecía enamorada, pero una vez obtuvieron el bebé, se divorciaron y terminaron en los tribunales. "Fue muy triste, ahora me rompe el corazón saber que si no fuera por mí, el niño no habría nacido, ni estaría pasando por esa situación", lamenta Kelly.

"La última vez fue la peor. No soy la misma de antes, pues mentalmente, me destruyó", explica Kelly. Lo cierto es que no sólo sufrió psicológicamente, teniendo en cuenta la actitud de los padres con ella, quienes sólo se preocupaban por saber el sexo de los gemelos y por salir corriendo con ellos una vez Kelly dio a luz, sino que además, su vida también corrió peligro en el parto. 

Por todo ello, y tras las tres dolorosas experiencias que han vivido Kelly y su familia, esta americana ha decidido no volver a formar parte de un proceso tan duro, si no que intenta advertir a las posibles madres gestante de lo que les puede suponer este proceso, tanto a nivel psicológico, como físico.