Honra y barcos en un viaje de Estado a Arabia Saudí

La visita de Felipe VI lleva bajo el brazo cerrar un contrato de 2.000 millones de euros por el que Navantia venderá cinco corbetas, entre otros objetivos económicos. Serán 2.000 puestos de trabajo para España pese a las discrepancias de la oposición (ERC y Podemos) por la falta de Derechos Humanos en el reino saudí.

Estrella Digital/Paula Pérez Cava

felipeFelipe VI llega a Arabia Saudí este sábado tras dos intentos frustrados en 2016, en una visita de importancia política, pero sobre todo con objetivos económicos. El viaje se canceló por primera vez cuando estaba previsto para febrero de 2016, ante la falta de gobierno en España; la segunda, en noviembre, se suspendió por luto, tras el fallecimiento del príncipe Turki bin Abdelaziz, hermano del rey Salman.

Más allá de las implicaciones diplomáticas, que las tiene, y del mantenimiento de las buenas relaciones entre los dos países –las dos monarquías han mantenido un trato cordial, casi familiar- este viaje conlleva la importante firma del mayor contrato de la industria de Defensa española en ciernes: la Marina saudí comprará cinco corbetas a Navantia, aprobará la construcción de una base naval, el mantenimiento y la formación de los militares que se ocuparán de utilizarla.

Arabia Saudí es un país favorable para los proyectos industriales españoles, por más que la línea de alta velocidad ferroviaria a La Meca esté pasando tremendas dificultades de ingeniería e incluso viabilidad. En este caso el proyecto naval-militar es de enorme importancia para los astilleros españoles, sobre todo los de Cádiz, que serán los que más horas de trabajo lograrán.

En Navantia lo tienen todo preparado desde hace ya un año. “Solo falta la firma”, explican desde la naviera, que esperan la luz verde que llegará desde Arabia Saudí para arrancar el contrato, valorado en 2.000 millones de euros y que dará empleo para unas 2.000 personas en los próximos cinco años.

Los barcos son del modelo Avante 2200, una modificación a mayor capacidad de otros buques vendidos a Venezuela. Tienen 98,9 metros de eslora y una carga máxima de 2.500 toneladas, cuenta con cuatro cañones, dos direcciones de tiro, un sistema de misiles SAM y dos de SSM, y dos lanzadores de torpedos, además de varios radares y sonares.

Se construirán en los astilleros de San Fernando, en Cádiz, aunque también darán trabajo en Ferrol, según ha anunciado Navantia. Lo que aún está por ver es qué empresas construirán la base naval, cuya ubicación se mantiene en completo silencio. El contrato también incluye una parte para Navantia Sistemas, con la que se actualizarán los sistemas de los buques. Para Navantia es importante estratégicamente no parar el flujo de ventas al extranjero, para demostrar las posibilidades comerciales de sus proyectos, que han encontrado mercado en marinas de guerra tan exigentes como la australiana, la thailandesa o la canadiense, entre otras. Los encargos de la Armada española por sí solos no dan para mantener el ritmo y las elevadas prestaciones de desarrollo tecnológico de los barcos de los astilleros españoles.

 

Desbloqueo de la venta de munición

Este gran contrato confirma la fluidez de la venta de armamento entre los dos países en los últimos años. Arabia Saudí es la nación que más armamento compra a España, según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio. En total, 1.245 millones en los últimos 3 años, 448 millones solo en el primer semestre de 2015.

Además, precisamente antes de uno de los intentos frustrados de viaje de Felipe VI a Riad, el Gobierno desbloqueó la venta de munición a este país por valor de 40 millones de euros, una operación que estaba bloqueada por el riesgo de desvío de este armamento a la guerra de Yemen en la que los saudíes participan. Sin embargo, esta autorización no parece haber tenido en cuenta que la guerra continúa en el extremo sur de la Península Arábiga, uno de los lugares más inestables del Planeta. Armas españolas han aparecido precisamente en Yemen, tomadas como botín por los rebeldes del país.

Pero a pesar de los buenos augurios económicos y políticos, el viaje de Felipe VI ha provocado controversia política en el Parlamento. El reino saudí no es precisamente el campeón mundial de los derechos humanos, lo que hace que parte de la oposición piense que es mejor “honra sin barcos”, es decir, que se renuncie a los interesantes intercambios comerciales como protesta por la falta de respeto a algunos derechos fundamentales. El PSOE, Esquerra Republicana de Catalunya y Podemos han pedido que se trate este asunto central en la visita.

Claro, que una parte de Podemos está por los “barcos sin honra”. José María González, ‘Kichi’, alcalde de Cádiz, pareja de la líder del partido en Andalucía además, defiende este contrato de navantia con la Marina de Guerra saudí. Las horas de trabajo que van a suponer las corbetas en la Bahía de Cádiz son fundamentales para el empleo local.

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