ENFERMEDAD HEPÁTICA

Llega la epidemia de la Soda

Tras el SIDA, aquí está la enfermedad de la SODA. Una epidemia mundial que afecta especialmente a los jóvenes cuyo comportamiento y la adicción a las bebidas azucaradas, alcohol y productos grasos conducen directamente a enfermedades hepática. 

2016052520332033197
photo_camera Riesgo de hígado graso para niños (ESTRELLA DIGITAL)

Estrella Digital

La enfermedad por hígado graso (EHNA, enfermedad hepática por depósito de grasa no alcohólica) puede ser: esteatosis simple (grasa aislada, que en principio no tiene mal pronóstico) y esteatohepatitis (en este caso aparece inflamación y fibrosis progresiva que puede conducir a cirrosis y hepatocarcinoma).

Unos 250.000 pacientes con hígado graso podrían fallecer en España en los próximos diez años. Según los responsables de los servicios hospitalarios españoles.

La enfermedad de la Soda - un hígado graso no alcohólico, enfermedad silenciosa que a menudo conduce a la cirrosis y el cáncer-. Muchos españoles se ven afectados ya por estos excesos de azúcar y grasa y cerca del 10% podrían estar ya en la fase de EHNA Pacientes cada vez más jóvenes para los que no se puede ofrecer tratamiento.

En la mira de la medicina pública, los refrescos. Una causa global. En el Pacífico, México y los Estados Unidos, en toda África y Medio Oriente, las gaseosas están causando estragos. Los comportamientos son asombrosas: los bebés se calman el refresco en la botella ..., el sobrepeso y la obesidad se mantienen estables durante muchos años.

¿Es tan seguro para los psicólogos que trabajan en la vulnerabilidad de los niños expuestos a anuncios agresivos de refrescos y dulces? ¿No vemos el peligro para los niños en un "Kinder bueno"?

Nadie necesita un semiólogo para comprender la perversidad de tales prácticas. Entonces, ¿dejamos que los fabricantes como CocaCola pongan en el mercado productos cuyo abuso es peligroso y gastamos dinero público en investigación contra las enfermedades que causan?

EHNA en España

La enfermedad hepática por depósito de grasa no alcohólica es el resultado de los efectos dañinos sobre el hígado de diversos trastornos metabólicos, principalmente la diabetes, la obesidad y la hiperlipidemia (aumento de colesterol o triglicéridos).

Su prevalencia es importante, puesto que se calcula que entre un 20 y un 25% de la población sufre esta enfermedad, es decir, 1 de cada 4 españoles. La enfermedad hepática por depósito de grasa no alcohólica es un problema de salud cada vez más importante tanto por su incidencia como por su morbimortalidad.

Hoy en día, es la enfermedad del hígado más frecuente, por encima de la producida por el alcohol y de la Hepatitis C y, probablemente, el número de personas aumentará en los próximos años, a la vez que aumentan enfermedades como la obesidad y la diabetes a las que se asocia con mucha frecuencia.

Entre un 3 y 5% de los pacientes puede desarrollar enfermedades más graves como cirrosis La importancia del diagnostico y control de la enfermedad viene dada porque, aunque una gran parte de los pacientes presenta solo un exceso de grasa lo que se considera una esteatosis simple y una enfermedad de buen pronóstico, existen un 3-5% de los casos en que, además de grasa, el paciente presenta inflamación e incluso cicatrices en el tejido del hígado. Este tipo de lesión se llama esteatohepatitis y supone un riesgo elevado para el paciente porque puede desencadenar en cirrosis, cáncer hepático e incluso necesitar un trasplante, además de que aumentan las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares.

En Estados Unidos, la esteatohepatitis ya es la primera causa de trasplante de hígado.

Síntomas y diagnóstico

Aunque algunos pacientes notan cansancio o molestias en el abdomen, el primer signo de alerta para detectar esta enfermedad hepática es que los pacientes cumplen dos de los tres supuestos siguientes: presentan hígado graso en la ecografía, tienen las transaminasas altas en los análisis de sangre o sufren un trastorno metabólico como obesidad, diabetes o hiperlipidemia.

Llegado este punto, el médico especialista deberá hacer el diagnostico definitivo para separar la esteatosis simple de la esteatohepatitis con inflamación. Hasta hace poco, ahora la única prueba fiable y definitiva era la biopsia hepática, pero esta es una prueba con riesgos y que provoca un cierto rechazo entre la población.

En los últimos años se han desarrollado nuevas pruebas diagnósticas no invasivas a través de análisis de sangre, parámetros antropométricos o pruebas de imagen y cabe señalar que España es un país pionero.