EFECTOS EN LA CABAÑA Y LOS PERROS

La sequía convierte la caza en una actividad ventajista

La sequía tiene consecuencias directas sobre las especies cinegéticas, como son la baja productividad y la debilidad de los animales.

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photo_camera Un cazador durante una batida (E.D.)

Estrella Digital/Miguel de la Balsa

Llega el otoño, con las supuestas bajas temperaturas y la humedad, los cazadores vuelven al monte. Lo que las autoridades responsables de las comunidades autónomas barajan y las organizaciones ecologistas y ambientalistas advierten es que la sequía convierte esta práctica en verdadero ventajismo.

Las administraciones autonómicas, dicen los expertos, no se han anticipado a las consecuencias tanto de las las altas temperaturas como la situación actual de sequía: la temporada de caza debía haberse retrasado.

 

El efecto en los animales

La falta de agua y la reducción de alimento de los últimos meses ha provocado que la mayoría de los animales no hayan tenido un adecuado periodo de reproducción y que buena parte de las especies cinegéticas estén en unas condiciones de debilidad que limitan su capacidad de huida.

El inicio de la temporada de caza se ha convertido, en consecuencia, en verdadero ventajismo.

Aunque algunas federaciones de caza han realizado tibias recomendaciones para moderar la presión cinegética, estas han caído en saco roto y los campos se han llenado semana tras semana de cuadrillas, monterías y ganchos que no dan respiro a los animales.

 

Los cotos intensivos

Se sufre la situación, especialmente, en los cotos intensivos, caza comercial , donde la suelta de animales de granja permite cazar con más intensidad, durante más tiempo y sin distinción de si se dispara a animales salvajes o de criadero.

En Comunidades Autónomas como Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura, Madrid o Castilla y León la situación es especialmente grave: la sequía y las altas temperaturas de estos días están siendo extremas para la época del año y estresan a las más importantes especies.

La legislación de caza y de conservación de la naturaleza obliga a actuar a las autoridades en situaciones meteorológicas extremas, pudiendo decretar la suspensión de la caza si fuera necesario.

 

El drama de la caza mayor

Ciervo, gamo, muflón y jabalí son animales que pueden cazarse, al menos en la comunidad de Madrid, desde el pasado ocho de octubre – entre el 12 de este mes y enero se concentran casi todas la Comunidades Autónomas-.

Los gestores de cotos lamentan que no se haya tenido en cuenta sus demandas de retrasar el inicio de la temporada en situaciones en las que llueva poco y las temperaturas sean elevadas, pues temen que los perros puedan pasarlo mal o que la carne de las piezas derribadas se deterioren por las altas temperaturas.

"Todos los aficionados lo comentan. Es una barbaridad ir al campo con estas temperaturas y sin agua, porque la perdiz no vuela, los perros se asfixian y la carne se estropea", afirman los gestores de cotos más expertos.

Más de 17 millones de licencias de caza, tres millones en Andalucía y otros tantos en Castilla La Mancha, organizan un sector que, ciertamente, ha adquirido relevancia económica y turística en buena parte de España y que, con la sequía, se convierte en un auténtico riesgo para las especies cinegéticas.

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