La trituradora del Procés

La trituradora del Procés no estaba ni en las cloacas del Estado ni en la caverna madrileña. Se encontraba, en realidad, en el despacho del tesorero de Convergencia i Unió. El liderazgo de corrupción de Cataluña destroza el proceso independentista.

Andreu Viloca, tesorero de CiU, tras su detención en 2015. | ED
photo_camera Andreu Viloca, tesorero de CiU, tras su detención en 2015/ ED

Estrella Digital/ Miguel de la Balsa

La trituradora del tesorero de Convergencia i Unió guardaba, en infames tiras de papelito roto, una nueva sorpresa: otros tres millones de euros en contratos de obra pública entre 2009 y 2013, que se añaden al inacabable rosario en el que se ha convertido el afamado 3%.

Generalitat, ayuntamientos, empresas públicas, fundaciones y un sinfín de entidades que llegan al entorno de Artur Mas, si no a él mismo. Y ya no son los malvados españoles quienes lo cuentan. Los implicados en el caso Palau, los primeros, negocian con la Fiscalía la implicación de CDC.

Desde el caso Adigsa, empresa pública rehabilitadora de vivienda social, hasta el Palau, pasando por la investigación a los Pujol, una miríada de procesos han convertido a Cataluña en líder de la corrupción y los procesamientos.

Se acabaron los días en los que la independencia era necesaria para liberarse de la corrupción española. Todo el mundo la desprecia, pero todo el mundo, desde Junqueras y Rufian a Puigdemont, tolera a los corruptos: son imprescindibles para la independencia.

 

Liderazgo catalán en corrupción

Desde el caso Adigsa (700.000 euros) han ido creciendo el importe de las mordidas. Pretoria (PSC y CiU compartieron 20 millones de euros); Asociación Catalana de Municipios (1 Millón); Palau (18 millones): los diversos episodios Pujol y del 3% suman más de 2.000 millones.

Debe recordarse que los ERE rondan los 1.200 o que la Gürtel no llega a los 200. Las Black suponen 12 millones. Los doscientos y pico directivos de cajas de ahorro procesados no responden, ni de lejos, a las cantidades del caso catalán.

Sin duda Cataluña alcanza el liderazgo en materia de corrupción y las formaciones de la burguesía catalana abandonan el campo para dejar el terreno a los más radicales, lo que hará imposible el "procés", por más que Junqueras se empeñe. Esquerra y CUP siguen sin emplazar a Convergencia a asumir responsabilidades: esperan pescar en río revuelto.

 

Procesamientos y condenas

El Consejo General del Poder Judicial ha iniciado un repositorio de casos de corrupción que inicia sus datos en la segunda mitad del año 2015 y alcanza hasta el tercer trimestre de 2016.

En ese periodo, se han abierto en España 166 procesos, que afectan a 1378 procesados y procesadas. 303  se corresponden con casos de Cataluña, el 22% del total. Debe señalarse que en esas cifras no se incluyen muchos de los afectados por los últimos casos.

En Cataluña se encuentran con condena firme y en prisión, siete de las 55 personas condenadas por cohecho y malversación de toda España, casi un 11%.

 

Condenas y prisión

Debe señalarse que 399 personas han sido condenadas en los cinco trimestres citados pero solo 81, con condena firme, han entrado en prisión por delitos de corrupción. Es por lo tanto una práctica judicial habitual que la prisión se desplace hasta el momento de la sentencia firme. Solo cinco se encuentran en prisión preventiva.

 

Todo el mundo decía que sí

Todos los actores políticos catalanes miran al techo, pero no parece posible que la agenda judicial y procesal en la que se verá inmersa CiU y, por extensión dirigentes de PdeCAT, permita evadir permanentemente la exigencia de responsabilidad. La aparición permanente de Germá Gordó, mano derecha de Mas, en las investigaciones del 3% cercan al expresidente de la Generalitat.

“Todo el mundo me decía que sí” asegura en una grabación Millet, procesado en el caso Palau, que investiga una desviación de recursos del Liceu. Los procesados, Millet y Montull, que afirman que Millet lo tenía todo hecho, parecen estar negociando con la fiscalía la implicación de CDC; una circunstancia en la que los integrantes del frente soberanista, por muchos esfuerzos de tolerancia que exija el "procés", no podrían decir que sí.

La estrategia de Esquerra Republicana es, precisamente, mantener atrapada a la formación de Puigdemont mientras espera que, en el peor de los casos, la situación obligue a un anticipo electoral en el que Junquera podría sustituir a Puigdemont. Una situación que, como muchas veces han recordado en Esquerra, beneficiaría al partido, pero difícilmente permitiría la continuación del proceso soberanista sin representación de DemCat.

El tres por ciento, los Pujoj y la financiación irregular de CiU, por diversos medios hace inútil la refundación de CiU y deja a la derecha nacionalista sin referencias. Más que ensanchar la base social, el mantra del nacionalismo en el gobierno, deberán ocuparse de mantener su endeble estructura.