Génova vs. Ainara

La declaración de Santiago Abascal como persona non grata y las diferencias en torno al proceso de repatriación de los menores no acompañados evidencian discrepancias indisimulables entre las direcciones nacional y local del Partido Popular.

Casado y Vivas , durante una reunión en Génova (CEDIDA)
photo_camera Casado y Vivas, durante una reunión en Génova (CEDIDA)

Los diputados del PP fueron protagonistas involuntarios de la sesión plenaria de la Asamblea de Ceuta que el pasado 23 de julio declaró al líder de Vox, Santiago Abascal, persona non grata. Los parlamentarios populares se abstuvieron en la votación, lo que permitió que la propuesta planteada por la formación localista MDyC saliera adelante. El presidente de los populares, Pablo Casado, debió de torcer el gesto en su despacho de la calle Génova ante la posibilidad de que los dirigentes de Vox se lo tomasen a mal. Y, como era de suponer, la extrema derecha se lo tomó a mal.

Las relaciones entre Génova y Ainara, sede de los populares ceutíes, no atraviesan por su mejor momento. Fuentes de la formación en Ceuta atribuyen estas diferencias a la distancia: los dirigentes madrileños del partido están demasiado lejos como para entender las razones que asisten a sus compañeros ceutíes para tomar decisiones que, aparentemente, se separan de las directrices de la dirección nacional.

Génova no supo o no quiso entender los efectos deletéreos que en una sociedad tan heterogénea como la ceutí podían llegar a tener las manifestaciones de un líder político nacional que visita la ciudad con el propósito manifiesto de atacar sin miramientos a la mitad de la población. La dirección nacional solo percibió que la actitud de los diputados de su partido en la Asamblea obstruía los cauces de comunicación con Vox, el único socio que le queda en su ofensiva por alcanzar el Gobierno de la nación.

Cuando las aguas por la controversia de la declaración de non grato a Abascal parecían aquietarse, otro frente ha venido a evidenciar las diferencias abiertas en el seno del PP: la cuestionable operación puesta en marcha por el Gobierno central para la devolución a Marruecos de los menores no acompañados que entraron en la ciudad durante la crisis fronteriza de mayo.

 

El argumentario del PP

El PP de Casado ha construido un argumentario, repetido en los últimos días hasta la saciedad por cargos públicos y dirigentes de la formación, según el cual el Gobierno de Pedro Sánchez mantiene una política migratoria errática que ha propiciado una operación de repatriación de menores carente de rigor legal. “Imagínense que el PP estuviera gobernando y la justicia nos hubiera tenido que paralizar la devolución", aseguraba esta semana el alcalde de Madrid y portavoz nacional del partido, José Luis Martínez Almeida.

La crisis de los menores ha sido uno de los ingredientes con los que los populares han trufado su crítica al Gobierno, aliñada con referencias a la situación política en Afganistán, la subida del precio de la factura de la luz y el uso que el presidente Sánchez hace de las alpargatas durante sus vacaciones. El vicesecretario de Participación del PP, Jaime de Olano, llegaba a calificar al Gobierno de "desunido, caótico e incapaz de gestionar los problemas de los españoles".

El argumentario popular, en lo que respecta a la crisis ceutí, se ha visto quebrado por la posición que el presidente de la Ciudad y del PP local, Juan Vivas, ha mantenido desde que el pasado viernes se ejecutaran las primeras devoluciones de menores. “Si hay alguien políticamente responsable soy yo”, sentenciaba Vivas el pasado martes ante los periodistas en un gesto que parecía un aval a la gestión de la crisis desarrollada por el Ministerio del Interior. El presidente ceutí ha insistido en su apoyo al procedimiento seguido por Interior –cuestionado por los tribunales- y ha ofrecido un discurso muy distinto del argumentado por sus compañeros de Madrid.

 

Divergencias

La actitud de Vivas ha obligado a algún ejercicio de contorsionismo en el PP, como el que este mismo jueves hacía el consejero de la Comunidad de Madrid, Enrique López, quien ya dejaba de lado la crítica a la falta de rigor del proceso de devolución para centrarse en otro reproche al Gobierno central: el de haber pretendido endosar la responsabilidad de las devoluciones a la Ciudad Autónoma. “El ministro del Interior no puede esconderse tras la autoridad ceutí”, criticaba López. “No he tenido la percepción de que el Ministerio haya intentado derivar a Ceuta toda la responsabilidad”, contradecía Vivas a su compañero de partido este viernes.

La divergencia de los mensajes queda, sin embargo, patente si se atiende a la insistencia mostrada por el presidente Vivas al defender la “coordinación” y la “lealtad institucional” que el Gobierno central y la Ciudad han mantenido a propósito de la aplicación del mecanismo utilizado para la repatriación de los menores.

Estas diferencias coinciden en el tiempo con la emergencia de una candidatura a la presidencia del PP local encabezada por el exconsejero Javier Guerrero. Los promotores de esta alternativa no han dudado en atribuirse la etiqueta de “casadistas” para precisar sus fidelidades. Vivas, que desde hacía meses mantenía la duda sobre cuál sería su decisión, anunciaba recientemente que concurriría como candidato en el próximo congreso del partido. Génova versus Ainaria.

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