A cuatro meses de la celebración de las elecciones municipales puede decirse que ya nada es como era. Mariano Rajoy ha sido reemplazado en Moncloa por Pedro Sánchez y en el partido por Pablo Casado. El conflicto institucional en Cataluña es ya un escenario sólido, no una amenaza vaga como podría haber parecido en 2015. La extrema derecha se ha hecho presente. Oficialmente, la crisis económica ha quedado atrás, aunque la percepción de muchos españoles es que las cosas no han cambiado en lo fundamental…
Ni siquiera desde una perspectiva más doméstica, 2019 se parece a 2015. Y una de las diferencias que se antoja más notoria es la duración de la campaña electoral. Porque, aunque todavía restan dieciséis semanas para la votación, el combate está a punto de iniciarse, si no ha comenzado ya.
Partido Popular
Aunque hace cuatro años no podrían haberlo creído, los populares ceutíes añoran hoy aquel sentimiento de orfandad que les procuró la pérdida de 5 de los 18 diputados que llegaron a sentar la pasada legislatura en el pleno de la Asamblea. Conservar la mayoría absoluta sería ahora para el PP local un escenario de ensueño.
La convención nacional del partido, que se celebra este fin de semana en Madrid, ha sido presentada por los populares como la de su “rearme ideológico”. Con este bagaje, el presidente Juan Vivas volverá a Ceuta para enfrentar una travesía incierta que concluirá el próximo 26 de mayo ante las urnas.
La disputa del espacio de la derecha plantea un nuevo panorama en el que quizá el carisma de Vivas, desgastado por más de tres lustros al frente del gobierno municipal, ya no resulte tan eficaz como antaño. Está por ver si el PP, recién “rearmado”, emplea sus propias armas o cae en la tentación de recurrir a las de la formación de extrema derecha que encabeza Santiago Abascal.
PSOE
Los socialistas han vivido cuatro años de convulsiones internas que han permitido a su secretario general, Manuel Hernández, concurrir a las elecciones como candidato con un partido confeccionado a su medida. Los más desafectos, como las diputadas Nuria Miaja o Mayda Daoud, tienen difícil encontrar un puesto en la lista.
Los críticos a la gestión del secretario general acudirán a las urnas con la incomodidad que comporta votar a un candidato cuyas formas y gestión han censurado en público en no pocas ocasiones.
En una ciudad tremendamente conservadora y en un momento político propicio para la efervescencia del nacionalismo español, el PSOE ha de afrontar el lastre que supone un Gobierno socialista en La Moncloa empeñado en cultivar políticas de disensión y acercamiento con las fuerzas independentistas catalanas.
Caballas
La pareja por excelencia de la política ceutí, los diputados a la Asamblea Mohamed Alí y Juan Luis Aróstegui, someterán su liderazgo a reválida en las próximas elecciones. Caracterizados por su resistencia a los más diversos vaivenes políticos, sobre las cabezas visibles de Caballas se cierne una doble amenaza. La primera de ellas, la pujanza del MDyC de Fátima Hamed, antigua compañera de viaje que hoy compite por un electorado de perfil muy similar al apetecido por la coalición.
La imputación judicial que pesa sobre Alí, coordinador general de la coalición, es la segunda de las acechanzas que penden sobre Caballas. Su implicación en el caso Emvicesa, investigación abierta por la presunta adjudicación irregular de viviendas de protección oficial, condiciona su futuro político personal y el de su organización.
MDyC
La carrera de MDyC ha estado jalonada por el éxito desde su fundación en 2014. Pocos meses después de aquella fecha irrumpía en el plenario de la Asamblea con tres diputados. La fortuna de la formación es la de su líder, Fátima Hamed, que ha conseguido construir en torno a sí un partido que no se entendería sin su presencia.
A falta de proclamar candidato, nadie duda de que Hamed será la número 1 de la lista de MDyC. Enfrentada a Caballas, partido al que llegó a representar como diputada en la Asamblea, Hamed sabe que el triunfo de sus compañeros será su derrota y viceversa.
En la fortaleza de su candidatura reside, al tiempo, su principal debilidad. Más allá de la líder, no hay protagonismo público relevante para ningún otro miembro de la formación.
Ciudadanos
Ciudadanos todavía no tiene candidato. Pasados intentos de persuadir a figuras con prestigio en la sociedad ceutí para que se convirtieran en el rostro del partido fracasaron. Ante esta perspectiva, los de la formación naranja tienen que mirar hacia casa.
El diputado Javier Varga y el excandidato al Congreso y al Senado Piku Sunderdas parecen ser las dos únicas referencias de las que dispone el partido para liderar su candidatura a las municipales. En todo caso, cualquier disputa que pueda plantearse en torno a la designación del número uno será resuelta en Madrid.
Ciudadanos también se verá obligada a jugar en el campo de combate que enfrentará a las derechas en los próximos comicios. Un discurso moderado no parece cuadrar con las exigencias de los votantes más conservadores de la ciudad. De hecho, la radicalización de las derechas puede traer consigo consecuencias nefastas para el partido de Rivera en Ceuta.
Otros
En 2015, una pléyade de formaciones minoritarias concurrió a las elecciones generales en Ceuta. El peculiarísimo ecologismo de derechas de Alternativa por Ceuta es, probablemente, el más perseverante de entre todos los pequeños partidos ceutíes. Convocatoria tras convocatoria, su líder, Juan Redondo, desafía al fracaso con una lista electoral que, también elección tras elección, apenas consigue reunir un puñado de votos.
Redondo tiene este 2019 otras esperanzas, encarnadas en esta ocasión en su hijo Sergio, presidente de la gestora de la formación de ultraderecha Vox. A la espera de que se conozca su candidato, Vox confía en que su discurso radical e incendiario encandile a un electorado descontento e inclinado a inflamarse con proclamas patrióticas y nacionalistas.
En cuanto a Podemos, una de las referencias de la izquierda en España, apenas puede decirse gran cosa. Desde la dimisión en mayo del año pasado de su anterior coordinador, Julio Basurco, principal activo de la organización, su presencia en el debate público no ha llegado a ser ni tan siquiera testimonial.
