Opinión

La respuesta de Ceuta

El gobierno de España debe exigir al gobierno marroquí que respete la integridad de nuestra soberanía y avisar de que los gestos hostiles hacia Ceuta no quebrarán las expectativas de desarrollo de la ciudad y de los ceutíes. 

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photo_camera El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, y la frontera (REDACCIÓN)

El presidente Vivas ha expuesto su plan para hacer frente a la actitud del gobierno marroquí, que durante más de un año viene adoptando determinadas decisiones que tienen como objetivo perturbar el desarrollo económico y social de Ceuta.

Eliminar la nota adicional del tratado de Shengen que permite a los residentes en la provincia de Tetuán acceder a Ceuta sin visado, parece una petición razonada, por cuanto la causa de esa medida excepcional ha decaído: Marruecos no desea el comercio transfronterizo y sólo sirve en la actualidad para facilitar la residencia ilegal en Ceuta de ciudadanos marroquíes, ya sean mayores o menores.

Transformar la frontera de Ceuta con Marruecos en una verdadera frontera europea es otra petición razonable y concordante con la anterior, evitando excepcionalidades, porque si las normas europeas rigen para la inmigración en este ámbito fronterizo y se debaten en tribunales europeos, es porque Europa reconoce a Ceuta su condición de espacio Europeo. Debe ser por tanto una frontera de la UE a todos los efectos.

Procurar que el empleo que se genera en Ceuta sea para los ceutíes parece un argumento indiscutible y la implementación de cualquier medida en este sentido ayudará a que se reduzcan las tasas de desempleo y pobreza en Ceuta.

Que el gobierno de España se implique en la devolución de los menores marroquíes a sus familias o en su caso, que se haga cargo de ellos su gobierno, el de Marruecos, sólo es pedir que se haga cumplir a Marruecos lo que establece la Convención sobre los derechos de los niños.

Y que el precio del barco para los peninsulares sea similar al de los residentes, es una medida lógica para atraer a nuestros compatriotas y hacer crecer el consumo en la ciudad, así como el resto de medidas fiscales que ha desgranado Vivas para favorecer el comercio ceutí, que está en una situación límite.

El gobierno de España debe exigir al gobierno marroquí en el ámbito de la colaboración entre ambos países, que respete la integridad de nuestra soberanía y avisar de que los gestos hostiles hacia Ceuta no quebrarán las expectativas de desarrollo de Ceuta y de los ceutíes y acompañar este anuncio con medidas concretas para los sectores más afectados si Marruecos persiste en su actitud.

Tiene razón Vivas cuando propone un gran pacto social en Ceuta, que aglutine a partidos políticos, sindicatos, asociaciones y a toda la ciudadanía. Y es imprescindible que el PSOE de Ceuta no vea en esto nada más que lo que es: un plan de todos para Ceuta, al que debe aportar cuanto considere para hacerlo mejor aún.