Ni el alcalde algecireño ni el presidente ceutí han aceptado el acuerdo con Vox que trató de imponer la dirección nacional del PP

Los rebeldes del Estrecho

El acuerdo alcanzado por el secretario general del PP, Teodoro García Egea, para formar gobiernos locales con Vox ha sido ignorado por los regidores de Algeciras y Ceuta. 

Landaluce y Vivas caminan tras la imagen de Nuestra Señora de África (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Landaluce y Vivas caminan tras la imagen de Nuestra Señora de África (C.A./ARCHIVO)

José Ignacio Landaluce y Juan Vivas comparten devoción mariana. Cada 5 de agosto, cubiertos por los perfumados pétalos que los fieles arrojan desde los balcones en la calle Jáudenes, los dos políticos populares caminan, hombro con hombro, a rebufo del objeto de su veneración. Algún maledicente cree ver en los rostros de los dos alcaldes la expresión propia de quien se persuade a sí mismo de que aquellos pétalos precipitados desde lo alto celebran, como en un desfile cesáreo, su presencia, la del querido líder, y no la de Nuestra Señora la Virgen de África. No existen certezas de que esta blasfemia ronde en realidad estas dos magníficas cabezas.

Más verosímil resulta la idea de que allá en la capital de país alguien observa con desafecto esa muestra de fidelidad sincera y abnegada que, a comienzos de agosto, encarnan Landaluce y Vivas, tan juntos, caminando disciplinadamente y con pasito corto tras la imagen de la Virgen. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, agradecería sentir tras de sí ese cálido homenaje. Pero lo cierto es que ni el alcalde de Algeciras ni el presidente de Ceuta están por la labor de colmar los anhelos de la mano derecha del Pablo Casado.

García Egea anunciaba el pasado 7 de junio un “principio de acuerdo” con la ultraderecha de Vox para constituir gobiernos bipartitos en aquellas instituciones en las que ambas formaciones sumaran mayoría absoluta sin la necesidad del concurso de Ciudadanos. El acuerdo había de ser aplicable a más de una treintena de municipios, entre los que se encontraban las dos grandes ciudades del Estrecho: Algeciras y Ceuta.

 

García Egea se queda sin Vox

La extrema derecha de Vox no alcanzó unos resultados muy lucidos en el Campo de Gibraltar. De hecho, Algeciras fue el único ayuntamiento en el que el partido consiguió representación el pasado 26 de mayo.

Los de Abascal sentaron en el Ayuntamiento algecireño a dos concejales. Los populares arrasaron y, aunque perdieron la mayoría absoluta que ostentaba Landaluce, tan solo quedaron a un escaño del umbral que permite a un gobierno sacar adelante todas las votaciones en el pleno municipal.

Algeciras aparecía en la relación de ciudades donde el experimento urdido por Teodoro García Egea e Iván Espinosa de los Monteros, portavoz de Vox en las negociaciones, sería aplicado. Los dos concejales de Vox facilitarían la mayoría absoluta a los populares algecireños.

La capacidad de persuasión de García Egea quedó escenificada este viernes pasado en una fotografía publicada por los medios de comunicación campogibraltareños: Landaluce y el candidato a la alcaldía por Ciudadanos, Sergio Pelayo, lucen sonrientes mientras se estrechan la mano para celebrar el pacto de gobierno que acaban de suscribir. “A Algeciras, lo que le viene mejor es este pacto”,  festejaba el popular algecireño.

García Egea tampoco ejerce una gran ascendencia sobre su partido en el otro lado del Estrecho. El acuerdo del 7 de junio encontró desde un primer momento la oposición de Juan Vivas, quien hizo todo lo posible por mantener distancias con Génova desde el primer momento. Apenas transcurridos unos minutos desde que se conociera el pacto con Vox, Vivas sostuvo que Ceuta constituía una excepción a aquel acuerdo, algo que, desde luego, no pasaba por la cabeza de García Egea ni, por supuesto, de Espinosa de los Monteros.

Lo cierto es que la perseverancia del líder popular ceutí y el temor de los dirigentes nacionales a una rebelión de los de Vivas convirtieron en estériles las negociaciones de García Egea.

Vivas se negó desde un principio a imaginar un gobierno compartido con un partido al que durante la campaña electoral y aun después ha calificado de “amenaza para la convivencia”. El popular prefiere apañárselas en solitario antes que fotografiarse con los díscolos representantes de la extrema derecha local.

Falta poco más de un mes para que volvamos a asistir al paseo piadoso que cada año comparten Landaluce y Vivas, a la escena que representa sus reconocibles siluetas cubiertas por los aromáticos trozos de flores mutiladas, a la solemnidad de esa fiel y respetuosa entrega que nada espera a cambio. Y la mañana de ese día, recién salido de la ducha, García Egea volverá a observar con envidiosa desazón ese acto de obediencia incondicional en la certeza de que la fragancia de su desodorante Axe Ice Chill no embriaga, ni de lejos, como lo hace un buen puñado de pétalos lanzados desde un segundo piso.

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