Las próximas elecciones generales son el objetivo

Todos los partidos han comenzado ya a escenificar la estrategia que confían conducirá a sus líderes a la Moncloa. Los primeros indicios de esta lucha anticipada por el poder ya pueden rastrearse en Ceuta.

Un elector deposita su voto en las pasadas elecciones generales (C.A.)
photo_camera Un elector deposita su voto en las pasadas elecciones generales (C.A./ARCHIVO)

Las próximas elecciones generales son el objetivo. A dos años vista de los comicios –si es que la situación política no fuerza que se adelanten- todos los partidos han comenzado ya a escenificar la estrategia que confían conducirá a sus líderes a la Moncloa.

Los primeros indicios de esta lucha anticipada por el poder ya pueden rastrearse en Ceuta. La pasada semana, el director provincial del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y exdiputado al Congreso por el PSOE, José Simón, revelaba los datos del paro registrado en la ciudad correspondientes a julio un día antes de que el Ministerio de Trabajo los hiciera públicos, algo que no tenía antecedentes recientes. Simón celebraba la bajada interanual del paro, que interpretaba en un vídeo difundido a los medios, como “síntoma de la recuperación económica”.

Inmediatamente, la Delegación del Gobierno publicaba el informe “Cumpliendo”, un documento en el que se detallaban las inversiones y actuaciones del Ejecutivo de Pedro Sánchez en Ceuta durante sus dos primeros años de mandato.

El tono electoralista de estas intervenciones no es exclusivo de los socialistas, sin embargo. En la derecha, Vox insiste desde hace meses en una estrategia provocadora que, a juicio de sus dirigentes, le reportará réditos en el combate que mantiene con el PP por la hegemonía de los votantes adscritos al espectro ideológico más conservador.

La extrema derecha mantiene vivo el fuego con el que pretende avivar el enfrentamiento en el seno de la sociedad ceutí, una campaña sembrada de calumnias e infundios que tiene como objetivo a los políticos ceutíes musulmanes y que juzga beneficiosa para sus intereses electorales.

En peor situación se encuentra el PP. Mientras Pablo Casado continúa en su guerra por achicar el espacio electoral de Vox sin acabar de romper amarras con quien después de las elecciones será su único socio posible, los populares ceutíes se encuentran impedidos de propiciar ningún acercamiento a la extrema derecha. La inquina con la que se han conducido los líderes de Vox hacia el presidente de los populares, Juan Vivas, hace imposible recomponer relaciones, algo mucho más viable para las dos formaciones de derecha en el contexto nacional.

Pero es que además, a dos años de las elecciones, el PP se enfrenta a un futuro incierto. Con la decisión ya tomada de no presentarse a las próximas elecciones, Vivas, sin embargo, continúa sin descartar la posibilidad de volver a optar a la presidencia del partido en el próximo congreso regional.

El líder popular busca mantener su ascendiente sobre el partido, ya sea personalmente o a través de sus más estrechos colaboradores. La irrupción en el escenario del exconsejero Javier Guerrero, que ha anunciado su disposición a presentarse a la elección a presidente de la formación conservadora, ha introducido un factor inesperado. Guerrero, forzado a dimitir tras el escándalo levantado por su vacunación contra el covid-19 cuando ejercía como consejero de Sanidad, se rebela contra sus antiguos protectores.