La configuración de la estructura de gestión creada por el presidente Vivas es síntoma de un nuevo tiempo en el PP

Radiografía de un Gobierno

La composición de la nueva estrucutura de Gobierno no es ajena a las tribulaciones que en los últimos tiempos ha afrontado el PP local. 

Vivas se dispone a ofrecer una rueda de prensa (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Vivas, durante una rueda de prensa (C.A./ARCHIVO)

El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, enfrenta por primera vez una situación política desacostumbrada para quien ha gobernado casi dos décadas con sucesivas mayorías absolutas. Sus nueve diputados constituyen una fuerza insuficiente para sostener el rodillo sobre el que el líder popular ha sustentado su gestión durante años.

La difícil coyuntura que se presenta al PP no ha sido obstáculo, sin embargo, para que Vivas haya decidido configurar una estructura de Gobierno de mayores dimensiones incluso que la creada durante la última legislatura, con mayoría absoluta de los populares.

La composición del Gobierno, conformado por siete consejerías y sustentado en otras tantas viceconsejerías y dieciséis direcciones generales, no es ajena a las tribulaciones que en los últimos tiempos han afrontado los populares ceutíes. Vivas ha rescatado de su naufragada mayoría absoluta a aquellos en quienes ha creído advertir una mayor fidelidad y cercanía.

Una pista de ello la ofrece el destino que Vivas ha preparado para sus once compañeros de viaje que en algún momento de la pasada legislatura formaron parte del Gobierno. Kissy Chandiramani, Alberto Gaitán y Mabel Deu han sobrevivido a la criba que ya supuso la confección de la candidatura con la que el PP concurrió a las pasadas municipales. Todos ellos figuran como consejeros del nuevo Gobierno.

Además, Vivas ha premiado con una viceconsejería a Adela Nieto, exconsejera de Sanidad y Servicios Sociales, y con una dirección general a su último consejero de Educación, Javier Celaya.

La relación de “ángeles caídos” a manos de Vivas está integrada por seis nombres. Néstor García, Jacob Hachuel y Fernando Ramos, quienes fueran consejeros de su Gobierno durante los últimos cuatro años, no aparecían ni tan siquiera en la lista electoral del PP a las municipales. Las también exconsejeras Susana Román y Rabea Mohamed hace ya dos años que yacen en la cuneta del olvido tras su imputación en el “caso Emvicesa”, que investiga las irregularidades cometidas en la venta de viviendas de protección oficial. Y no se puede olvidar el ostracismo al que ha sido condenado el exconsejero y exportavoz del Grupo Popular en la Asamblea, Emilio Carreira, antiguo azote de la oposición al Gobierno de Vivas, hoy excluido de cualquier tipo de cargo.

 

Exconsejeros, exgerentes y un cuñado

La estructura del Gobierno de la Ciudad incluye a exconsejeros, exgerentes de sociedades municipales, exasesores, militantes incluidos en las listas electorales de las últimas municipales y europeas e, incluso, a un cuñado.

Vivas sostiene en el andamiaje de su Gobierno, entre otros, a José Luis Fernández Medina, exasesor y exgerente de Amgevicesa, a los candidatos en los últimos procesos electorales Alfonso Conejo y Mina Mohamed y a su cuñado Benjamín Álvarez, omnipresente durante los últimos años en las publicaciones del Boletín Oficial de la Ciudad que han dado cuenta de los nombramientos formalizados por el Gobierno local.

Junto a todos los anteriores, designados para dirigir cuatro de las siete viceconsejerías creadas, figuran otras siete nuevas direcciones generales que se añaden a las nueve ya existentes. Para dirigirlas, Vivas ha contado con León Bendayán, director provincial de Educación en tiempos del Gobierno de Rajoy, y Malika Al –Lal Haddu, quizás, a juzgar por su trayectoria, la personalidad política más controvertida de todas las que acaban de acceder a un cargo de gestión en la Ciudad. Condenada por prevaricación durante su etapa como responsable del Instituto de Gestión Sanitaria (Ingesa), en febrero del pasado año protagonizó un chusco incidente que, durante unos días, pareció enfrentarle al Gobierno.

Los sindicatos CSIF, CCOO y UGT presentaron una denuncia contra el presidente Vivas y su consejero Emilio Carreira por prevaricación y malversación de caudales públicos. Al-Lal, a la sazón presidenta de la gestora de CSIF, negó haber autorizado tal demanda y llegó a asegurar que se había dado un caso de usurpación de personalidad. El sindicato se desentendió de la iniciativa judicial que, a la postre, resultaría archivada por el juez.

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