Ceuta mira de reojo la cumbre hispano-marroquí aplazada al año próximo

La suspensión de la reunión de alto nivel que debía reunir el próximo día 17 a los gobiernos español y marroquí en Rabat abre aún más incertidumbres sobre la situación de la frontera y el futuro inmediato de Ceuta.

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photo_camera Vista de Ceuta (C.A./ARCHIVO)

Las reuniones de alto nivel que de tiempo en tiempo mantienen los presidentes de los gobiernos español y marroquí animan, a partes iguales, toda suerte de entusiasmos y suspicacias en Ceuta. Pedro Sánchez debía de haber viajado el próximo día 17 al país vecino con la encomienda de reconducir algunos de los obstáculos que la pandemia ha colocado en el camino de las relaciones entre ambos estados. Las ciudades autónomas no estaban en la agenda, pero cualquier encuentro de alto nivel entre autoridades españolas y marroquíes es siempre motivo de interés para los ceutíes.

El encuentro deberá aguardar a una fecha más propicia, sin embargo. Madrid y Rabat anunciaban este jueves que la reunión quedaba suspendida y aplazada hasta febrero ante la situación epidemiológica que el avance del coronavirus ha generado en Marruecos.

Sean cuales fueren las verdaderas razones de la desconvocatoria del encuentro, Ceuta encuentra a día de hoy no pocos motivos para interesarse por el resultado de cualquier foro en el que España y Marruecos estén presentes.

Durante los últimos años, Moncloa no ha ahorrado pronunciamientos amistosos hacia su socio marroquí. España no se cansa de insistir que las que mantienen los dos países son unas relaciones excelentes.

A comienzos del año que está a punto de terminar, el Gobierno local de Ceuta no podía compartir este discurso.  En enero, el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, no estaba para tales sutilezas. El dirigente popular se había conducido hasta entonces con un exquisito tacto en cualquiera de sus declaraciones sobre el país vecino. Pero eso cambió.

Sucedía que hacía apenas unos meses que el Gobierno de Marruecos había resuelto acabar con el comercio transfronterizo irregular.

Vivas abandonó su proverbial discreción para acusar sin ambages a Rabat de mantener una “actitud hostil” hacia Ceuta. “Van a por nuestra soberanía, por nuestra integridad”, llegó a denunciar el presidente.

La queja de los ceutíes no obtuvo gran predicamento en Madrid, tal y como ha solido venir sucediendo con independencia de cuál sea el partido en el Gobierno. Las razones no escapan a nadie. Una de ellas, las intensas relaciones económicas existentes entre ambos países.

El año pasado, España era el primer socio comercial de Marruecos, con unos intercambios que alcanzaron los 15.000 millones de dólares. Además, más de 800 empresas españolas están presentes en el país vecino.

La naturaleza irregular del comercio registrado a través de la frontera parecía dejar fuera de agenda las consecuencias que la decisión adoptada por Rabat de acabar con los tráficos de mercancías entre uno y otro lado de El Tarajal tendría para Ceuta.

La reunión de alto nivel prevista ahora para febrero probablemente no abordará la reorganización de la economía que Mohamed VI ha impulsado en el norte del país. El inicio de las obras de construcción de la zona franca comercial de Castillejos abrirá una nueva época en la configuración económica de la provincia marroquí vecina a Ceuta.

La inquietud de las autoridades y empresarios locales por la nueva estrategia seguida desde el otro lado de la frontera vino a verse sepultada por una zozobra mayor: la irrupción de la pandemia de coronavirus y sus efectos sobre el tejido económico local, que ponían en cuestión la misma supervivencia de las empresas ceutíes.

La pandemia generó, sin embargo, otros problemas en la ciudad relacionados con la gestión de la emergencia sanitaria por las autoridades del país vecino. La resistencia de Marruecos a aceptar el retorno de sus nacionales atrapados en Ceuta por el cierre de la frontera creó no pocas tensiones.

El horizonte que abría el encuentro entre los gobiernos español y marroquí, que debían abordar el incremento de los flujos migratorios, particularmente hacia Canarias, parecía presagiar un acuerdo en cuyo ámbito sería posible la devolución de los nacionales del país vecino que habían accedido irregularmente a la ciudad y que, meses después, aún permanecen en ella.

Finalmente, el aplazamiento de la reunión parece que no ayudará a disipar las dudas sobre cuándo se reabrirá la frontera. Medios marroquíes habían anticipado que en el transcurso del encuentro del próximo día 17 Rabat podría anunciar la reapertura de su frontera con Ceuta y Melilla el próximo enero. Tal previsión ha de ser sometida ahora a cuarentena.