El negocio del contrabando de tabaco ha recibido un golpe casi definitivo desde que en mayo del pasado año la Agencia Tributaria dictara una circular por la que se instaba al decomiso de los cartones sin sello en la estación marítima. La Delegación del Gobierno y los parlamentarios nacionales comenzaron a trabajar a principios del pasado año en un plan para acabar con el abuso en las bonificaciones sobre el precio de los pasajes de barco a las que tienen derecho los residentes ceutíes. Los grupos dedicados a este tráfico ilícito recurrían a personas que se benefician de la exención del pago del billete gracias a las ayudas que el Estado ofrece a las familias numerosas especiales.
La decisión de la Agencia Tributaria ha reducido hasta casi anularla la rentabilidad del negocio del contrabando. Los traficantes habían centrado sus actividades, básicamente, en el trasiego de cartones marca American Legend que podían adquirir en Marruecos al precio de 7 euros, muy inferior al de los 40 euros de su venta legal en España, obteniendo de este modo un amplio margen de beneficio.
El abuso de las bonificaciones reconocidas a las familias numerosas especiales por los traficantes había planteado a las autoridades la necesidad de adoptar medidas para evitar el fraude. Las primeras cuantificaciones aportadas por la Agencia Tributaria en 2015 revelaron la existencia de individuos que en apenas cuatro meses habían ocasionado un gasto a las arcas del Estado de 10.000 euros derivado de una rutina de varios viajes al día a Algeciras.
La Delegación del Gobierno llegó a redactar un borrador que contemplaba privar a las personas sancionadas por contrabando del acceso a las bonificaciones durante un tiempo cada vez mayor en función del número de infracciones cometidas. Sin embargo, ha sido la intervención de la Agencia Tributaria impulsada el pasado mayo la que, pese a su sencillez, ha resultado definitivamente efectiva.
El pase de tabaco se había convertido en una actividad que proporcionaba pingües beneficios a los titulares de la condición de familia numerosa especial que eran elegidos por los grupos dedicados al contrabando para rentabilizar su actividad. La gratuidad del billete a la que tienen derecho estas personas reducía los costes de manera notable.
Estos grupos implicaban a un gran número de personas dedicadas al pase del tabaco por la frontera, su traslado hasta las instalaciones portuarias, su entrega a los pasadores y la recogida en el puerto algecireño y su posterior distribución entre los vendedores. Además, los pasadores encontraban unos ingresos extra ejerciendo como correos para la adquisición en centros comerciales de la Península de los más diversos productos por encargo de ciudadanos ceutíes que encontraban en ello un servicio que les permitía ahorrarse el viaje hasta Algeciras.
