
El “Tiburón”, hydrofolil que pertenecía a Naviera Mallorquina, comenzó operando con varias rotaciones entre ambas orillas. Aparentemente suponía un gran avance, puesto que los pasajeros veían reducido el tiempo de travesía e incrementado el número de salidas, ya que tanto Trasmediterránea como Isnasa mantuvieron sus buques convencionales. Pero también tenía sus inconvenientes. Entre ellos, la imposibilidad de que los hidroalas pudieran navegar cuando las condiciones meteorológicas eran mínimamente adversas.
El hydrofoil “Tiburón” fue construido en 1986 en Georgia. Contaba con una eslora de 34,5 metros y una manga de 5,80. Tenía capacidad para transportar un total de 155 pasajeros y podía alcanzar una velocidad máxima de 34 nudos.
La línea de alta velocidad resultó bastante positiva para la compañía Trasmediterránea que tanto a finales de los años 80 como principios de los 90 fue incorporando a su flota nuevos buques rápidos y de mayor capacidad. En el caso de la ruta del Estrecho, estuvieron operando los hidroalas “San Cristóbal II” –buque fletado por la compañía italiana SNAV-, “Pez volador”, “Marrajo”, “Tintorera” y “Barracuda”. Salvo en el caso del “Pez volador”, todas las embarcaciones superaban los 210 pasajeros de capacidad.