Consideraciones

Hemos ido viendo, a lo largo de nuestra historia reciente, cómo individuos, pertrechados por la ignorancia y con pocos escrúpulos, se han adentrado en el corazón mismo de la política. La cuestión no es baladí, porque por un puñado de votos hemos cambiado el “buen hacer” por comportamientos sospechosos.

Este tema es vox populi y está en el pensamiento de todas y de todos. Porque una cuestión es “la idea inconfesable de un determinado partido”, y otro tema sería la manipulación de la sociedad por medio de estos individuos con afán de lucro.

Ante todo, hay que recordar que España es una gran democracia, España es una nación que ha sufrido mucho en sus carnes, España ha derrotado a muchos diablos…y, sepan Ustedes que España ha sido un referente para muchas nuevas democracias del mundo; podríamos recordar muchos ejemplos en la historia no muy lejana. Y cuando hemos llegado a unas cotas de libertad muy importantes, resulta que nos vemos encadenados a la sospecha. Algunos políticos han estimulado, quizá sin saberlo, a esta especie de personajes. La idea ha sido siempre la misma: el poder o un trato de favor o dinero. Verdaderamente: ¿Quieren los políticos a sus ciudadanos? ¿Conocen realmente cómo late el corazón de la Democracia? Es preferible pensar y sentir que cualquier lugar del mundo con su gente se merece mucho más. Y desde hace un siglo y algo, y hablando de Ceuta, la convivencia entre varias comunidades religiosas ha dado a Ceuta una singularidad importante. Hace décadas, muchos demócratas han luchado denodadamente por una justicia social y han querido dejar una ciudad para el futuro, en la que Todas y Todos vivamos dignamente. Siempre hemos tenido fama de ser “buena gente” en todas partes. Pero ¿qué ha fallado en nuestra sociedad? Queremos pensar que la falta de empleo ha originado mucha confusión y mucha subsistencia. Ceuta ha perdido su alegría. Quizá nos quede mucho camino por andar o quizá necesitemos algún tipo de suerte. Y si hablamos de justicia social es mejor mantener el silencio. Ceuta no es madre de nadie. Ceuta es una ciudad española con sus tradiciones y su singularidad africana, pero no por ello tiene que distanciarse de ninguna otra ciudad española.

También, en otro aspecto hace falta un pacto firmado por todos los políticos para conseguir una sociedad, sobre todo, instruida, hace falta invocar lo más genuino de nuestra democracia, pues lo contrario sería robarle a futuras generaciones todos sus sueños, su palabra, su libertad…La capitalización de nuestras vidas ha llegado a unos límites difíciles de comprender, porque la misma política del partido gobernante es incomprensible. Por ello, la educación debe llegar hasta la esquina más alejada. También es de Justicia saber leer y escribir. Pero no podemos implorar a unos políticos que nunca quisieron “aprender a aprender”. Los ejemplos están ahí. De verdad, ¿quieren los políticos gobernantes acabar con el analfabetismo? No lo sabemos. Podríamos afirmar también que el porcentaje de fracaso escolar es alarmante. En este sentido, algo está fallando y ha fallado durante muchos años. Evaluar y actualizar el sistema educativo no es una idea descabellada. Habría que saber por qué pasan a la Educación Secundaria muchos alumnos que no están preparados para afrontar esa nueva realidad. Así le damos sentido a la vida de muchos jóvenes de Ceuta y así les desahuciamos. Este sistema ha fallado y algo hay que hacer. Cuando una construcción no  tiene unos buenos cimientos, lo demás sobra. Cuando la educación no está reforzada en los años de Infantil y Primaria, ya sabemos el futuro que nos espera. Todavía hace falta invertir mucho en medios para detener esta quiebra. Falta mucho camino por andar y el problema es que los políticos gobernantes están exhaustos. Quizá sea por lo bien que lo han hecho o quizá sea porque los tijeretazos han acabado con la tela.

Y en todo este entramado el principal problema es el político corrupto, quien, en la argucia y en el egoísmo, ha devorado los cimientos esenciales de la vida democrática, apostando por proyectos inacabados. Y en Democracia no valen los juegos sucios, las reglas están muy bien escritas. Las actividades irregulares serán siempre perseguidas por la Justicia y llevarán a la población a una indignación importante, hecho que ya se siente. En este sentido, no cabe duda que los malos comportamientos en la gestión de lo público siempre tendrán una respuesta por parte del Estado. Y, en este sentido, la repulsa y el rechazo se están adueñando de muchos sectores de la población, no hay más que preguntar a las personas de a pie, en la calle. Así, por ejemplo, el tema de los sujetos de confianza ha creado un malestar y una desconfianza, ha calado en nuestra ya débil estructura social. Así, por eso muchos grupos sociales no se han emancipado de la vinculación a algún partido y este hecho les ha llevado a estar en el ojo del huracán, pues las asociaciones no se crearon para que pervivan años y años. El Estado tiene que solucionar los problemas de sus ciudadanos a través de unos cauces más objetivos y los gestores correspondientes aplicar la ley del Estado. Los problemas no pueden pervivir entre nosotros tantos años sin respuesta, puesto que puede parecer que no se quiere dar una solución, como ocurre con la Educación. Por otro lado, además, las relaciones sociales se han deteriorado desmesuradamente, hasta llegar al secretismo más silencioso de nuestras vidas. Se ha impuesto a la población involuntariamente una forma de ver la realidad, condicionándola a aceptar todo por miedo a perder ¿Qué vamos a perder más? ¿Hacia dónde va nuestro futuro? ¿Dónde han tirado la dignidad de nuestra tierra? Este condicionamiento nos ha llevado a ser una ciudad triste. Pongamos por ejemplo Hadú, la barriada de San José, en otros tiempos desbordada de color, bullicio y humanidad, hoy es una calle triste en la que sobreviven los comercios.  Por ello, solo le pedimos a Dios, como dice la canción de León Gieco, que lo injusto no nos sea indiferente. Nuestra Democracia no pertenece, ni perteneció, ni pertenecerá a ningún sujeto corrupto, porque nuestra sociedad está conformada en la convivencia y el respeto. Y este entramado burdo y ruin ha creado mucha confusión en nuestra gente. Se ha condicionado a las personas.

Además, las estrategias, los pactos silenciosos, el debate dialéctico…e incluso la ironía y el sarcasmo tienen cabida en un paisaje social, todo tiene sentido y puede ser enriquecedor, pero el engaño reduce a los políticos, convirtiéndolos en seres indeseables. Todos los golpes siempre a las mismas personas es injusto, y más imaginando que hay individuos de confianza y políticos corruptos acechando y amasando. Por mucho que queramos maquillar nuestras máscaras, el artificio de los hipócritas es delatado por sus hechos y obras. Ya lo decían los mayores: “Obras son amores”.

Además, si pensáramos, por un momento, que todos tenemos buena fe y actitud correcta. Y que todos obramos limpiamente, siendo los portadores de una justicia social, esto nos consagraría como los precursores de una vida mejor, pero parece que este tema trata de fantasmas, brujos y alienígenas. Y no es así. La realidad que destruyen pertenece a nuestras hijas y a nuestros hijos, y en general a todos. La Democracia en su sentir esencial empieza por abajo, amparando a las personas desprotegidas, luchando por las Mujeres maltratadas y la Igualdad, mirando cada rincón vivo de nuestra geografía, llevando la Justicia a Todas y a Todos. Y nuestros gobernantes han llevado a nuestra ciudad hacia un punto indefinido, que no gusta a nadie. Y su indefinición consiste en problemas: Frontera, Hospital Universitario, transporte público, Educación, pobreza, medioambiente, Fomento, etc. Y cabe decir que no sabemos hacia dónde vamos y menos lo que nos espera dentro de unos años. Ustedes, Señores del Gobierno, ¿han visto un bizcocho medio cocido? Pues eso es lo que vemos los ciudadanos en Santa Catalina. En Ceuta se han llevado a cabo muchas obras incompletas y los millones se los ha llevado el viento.

Por otro lado, se puede llegar a pensar que somos los maestros de Maquiavelo. A veces, todas las teorías se detienen, todos los cálculos de aproximación vuelan por los aires. La labor de un Gobierno es también pedagógica, hay que explicar mil veces el mensaje: Los ciudadanos eligen libremente y es de Justicia que sepan a quién votan, porque una sociedad instruida puede hacer cambiar a los gobernantes. Esto también hay que recordárselo a los políticos. Entretanto, algunos, antes de salir a la calle, se arreglan y se ponen la máscara, y en una creencia errónea, se creen los amos de la ciudad. Y es así como hemos perdido una gran batalla con los ciudadanos: nos acordamos de las personas solamente cuando se acercan las elecciones. Algunos de estos políticos son personajes sacados de una jácara: son rufianes y son malhechores.

Una sociedad sana se ve contaminada por los “ladrones de sueños” y por sus cuatreros de ratas sacados de un teatro del mal. ¿Hasta cuándo viviremos bajo la sospecha de que nos han engañado? ¿Hasta cuándo soportaremos el mismo relato? ¿Cuándo seremos una sociedad realmente libre? No quisiéramos ver nuestro futuro embargado en medio de sus tormentas mentales, pues dejaríamos un legado envenenado a nuestras hijas y a nuestros hijos, porque no supimos detener a tiempo las acciones más perversas en una Democracia. La sociedad en general reclama y exige limpieza a los gestores de la política. Todos necesitamos cambios y, sin embargo, estamos sometidos a poderes invisibles, que en nada ayudan a coger el camino de los justos. Son muchos agravios y muchas consecuencias. El poder, en Democracia, no se basa en el dinero en sí mismo, se trata de distribuirlo con transparencia y Justicia. La política no está para crecer a costa de las personas y tampoco los políticos deben creerse seres superiores. Ante la ley todos somos iguales.

Por ello, sería humano considerar algunas cuestiones. Así, se puede afirmar que Ceuta no tiene calidad de vida, porque simplemente una comparación nos dejaría en la cuneta. En Ceuta el futuro se ve tan sombrío, que muchas y muchos prefieren irse. Y algunos piensan que el éxodo está cerca, afirman que es cuestión de tiempo. Y todo esto, ¿qué tiene que ver con los individuos de confianza y con los políticos? La respuesta es que siempre han existido los ladrones de sueños. En Ceuta no hemos tenido altura de miras para acondicionar la ciudad. Siempre hemos vivido a expensas del Gobierno central de turno, ni más ni menos. No tenemos fábricas, no tenemos ya ni volaeras, puesto que las mismas políticas que hicieron desaparecer el paisaje costumbrista ceutí, hoy día harán desaparecer muchas parcelas de nuestras vidas, tiempo al tiempo. Y, por supuesto, solamente estaríamos hablando de los individuos de confianza y de los políticos corruptos.

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