Aquí parece que los que nos desgobiernan no se tienen bien aprendida la frase hecha que dice que "solo se hace camino al andar" y, claro, así nos va, pues en principio parece que les viene bien seguir por estos derroteros por los que nos están llevando de caos y desorden en todas sus vertientes. Sobre todo en la cuestión del número de desempleados que tiene esta ciudad, tema en el que no se vislumbra ninguna solución, y a los hechos me remito. Estamos en un momento muy delicado y nuestra debilidad económica y estructural no hace sino empeorar un panorama para nada alentador, ya que los llamados a mitigar el problema se están mostrando totalmente incapaces en dar alguna respuesta en general al asunto, pero muy especialmente a aquéllos que, por encontrarse en una franja de edad comprendida entre los 18 y 30 años, ven en la imposibilidad de encontrar trabajo un motivo más que suficiente para elevar ciertos niveles de frustración que los lleve a buscar salidas a corto plazo en absoluto nada recomendables para ellos y mucho menos para la sociedad.
Alguno se preguntará a qué viene ese título con el que comienzo este artículo, pero creo que son dos conceptos en esta ciudad perfectamente relacionados. En este sentido es conveniente mencionar que ya en el último pleno salió a la palestra este tema de las obras ilegales planteado por una parte de la oposición, quienes casi justificaron estos actos a todas luces irregulares, pero ya no porque carezcan de cualquier tipo de documentación en regla que les permita la ejecución de la obra, sino porque, y como es fácil demostrar, la mano de obra que utilizan para llevarlas a cabo en ningún momento sale de esa bolsa de desempleados que están inscritos en el INEM, sino más bien todo lo contrario, caracterizándose la mayoría de los operarios encargados de tales menesteres por encontrarse en un situación laboral tan ilegal como la de las mismas construcciones en las que trabajan.
En cualquier caso, la situación sea de una manera u otra sigue beneficiando siempre a los mismos. Es curioso que tras leer un periódico de tirada nacional en el que aparecía Donald Trump afirmando que "España es un país increíble, pero enfermo, siendo la situación propicia para sacar tajada", se me vinieran a la cabeza ciertos paralelismos con la situación local y es que aquí más de uno está aprovechando el momento para desestabilizar y crear un clima generalizado de confusión, en el que ninguna consejería y en particular la de Fomento, sea capaz de ejecutar lo que por ley le corresponde.
Está claro que se mire por donde se mire, la situación dista mucho de llegar como mínimo a estabilizarse, pero es precisamente en circunstancias como las actuales donde se mide la altura de miras de un político y no cuando todo son parabienes. En Ceuta, como se puede observar día sí y día también, a más de uno se le ve a la primera de cambio sus limitaciones políticas y sobre todo la ausencia de valentía a la hora de tomar esas decisiones duras, sí, pero que a pesar de tener su coste político son necesarias tomar para poner remedio a situaciones como a las que me he referido hoy, desempleo, obras ilegales y cómo no, el caos existente en nuestra frontera propiciado por el descomunal desastre de los polígonos allí existentes.
