Equiparación salarial entre hombres y mujeres

La diferencia entre los salarios de hombres y mujeres ha crecido desde que comenzó la crisis en el 2008, cuando con un 16,1% se situaba un punto por debajo de la UE.

El 22 de febrero se celebra el día europeo de la igualdad salarial al ser un hecho demostrado que las mujeres cobran menos que los hombres. En la Unión Europea el promedio de la diferencia salarial entre hombres fue del 16,4% en 2013. La brecha salarial de España, según algunos estudios, se eleva hasta el 24%  y mientras que en la Unión Europa (UE) se va reduciendo, en España la tendencia es a la inversa. En efecto, la diferencia entre los salarios de hombres y mujeres ha crecido desde que comenzó la crisis en el 2008, cuando con un 16,1% se situaba un punto por debajo de la UE.

En España, una mujer cobra un 24% menos que un hombre por hacer el mismo trabajo. Sin embargo las mujeres tienen una mejor educación y están mejor formadas y si los salarios dependieran únicamente de los factores relacionados con la productividad de las personas (como el nivel educativo, la experiencia, la ocupación, la categoría profesional y los meses trabajados por año y horas por semana), esa mujer debería cobrar un 2% más.

Un informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en marzo del año pasado bajo el título Brecha salarial de género y brecha salarial por maternidad señala que la brecha salarial  entre hombres y mujeres desaparecería dentro de 71 años, las mujeres tendrán que esperar hasta finales de este siglo para cobrar lo mismo por el mismo trabajo que los hombres.

A lo que hay que añadir el denominado “techo de cristal”, por el cual las mujeres tienen menos posibilidades de llegar a escalas salariales y puestos profesionales altos. Según un informe de la Agencia ADD Talentia, el número de ejecutivas en España cayó a la mitad en 2014 respecto al año anterior.

Según el informe "Cómo combatir la brecha salarial entre hombres y mujeres" en la UE son muchas las causas que intervienen en la existencia de la diferencia salarial, causas que además están interrelacionadas. De las que destacamos: La discriminación en el lugar de trabajo, factor que puede ser causa de la llamada discriminación directa según la cual las mujeres reciben un trato menos favorable que los hombres; Las mujeres y los hombres tienden a trabajar en sectores diferentes y a desempeñar diferentes empleos. Por ejemplo, en el sector sanitario las mujeres son enfermeras y los hombres, los médicos. Esto está directamente relacionado con la denominada socialización de género y los patrones de conducta que se aprenden en la infancia. Además, la falta de corresponsabilidad en los cuidados de la familia y el hogar hace que las mujeres tiendan a trabajar con medias jornadas y con menos posibilidades de ser contratadas para puestos de alta remuneración y ocupar puestos de responsabilidad.

  1. No se aplican las mismas prácticas laborables ni formas de remuneración, como pagas extra, prestaciones y complementos. La estructura real de los sistemas salariales conduce a diferencias en las condiciones de remuneración para ambos sexos.
  2. La infravaloración del trabajo y las capacidades de las mujeres, especialmente en las ocupaciones en las que predominan, conducen también a peores sueldos.
  3. El llamado “techo de cristal”, o la escasa presencia de mujeres en puestos de liderazgo y de alto nivel, además de una baja representación en puestos relacionados con la política, la economía y las ciencias (sólo un tercio de las personas dedicadas a las ciencias y las ingenierías son mujeres).
  4. Las tradiciones y los roles de género, que determinan el papel que hombres y mujeres desempeñan en la sociedad y que se adquieren desde la infancia, influyendo en decisiones como la elección de estudios.
  5. La conciliación de la vida familiar y laboral. Ante una falta de corresponsabilidad en los cuidados, son las mujeres las que se ocupan de  la vida familiar, por lo que para poder conciliar ambas ocupaciones deben buscar empleos a jornada parcial. Estas dificultades para conciliar afectan a sus oportunidades para progresar en el trabajo y recibir un mayor sueldo.

Según la OIT, una de las grandes causas de la diferencia salarial es la maternidad. Así, el informe realizado por esta organización afirma que las mujeres que tienen hijos o hijas cobran menos que las que no los tienen, cuando en los hombres sucede al revés. El salario también depende de factores como el número de hijos o hijas y si éstos son niños o niñas.

Por lo tanto, la OIT propone una serie de medidas para acortar la brecha salarial debida a la maternidad, como reducir la doble carga familiar y laboral, extender la educación de 0 a 3 años, promover y alargar la baja por paternidad y que las empresas sean más flexibles en el trabajo, con permisos parentales, horarios adaptables a las necesidades familiares, etcétera.

A partir de enero de 2017 la baja por paternidad ha pasado de ser de dos a cuatro semanas, una ley que llevaba años retrasándose en el Congreso y que finalmente ha sido aplicada. Sin embargo, es una medida, aunque deseada, insuficiente, pues continúa dejando el papel de cuidadoras a las mujeres y no contribuye a solucionar la discriminación laboral como sí haría una ley que estipulase unos permisos iguales, intransferibles, irrenunciables y pagados al cien por cien.

La Comisión Europea recomienda integrar medidas tanto de comunicación y concienciación como políticas y legislaciones concretas encaminadas a la reducción de la brecha salarial, medias que desde el MDyC apoyamos entre las que cabe señalar:  La creación de informes sobre la diferencia salarial de género.

  • La promoción de planes de igualdad de género en las empresas y auditorías con el objetivo de reducir esta diferenciación en el salario
  • Legislación específica y acuerdos colectivos.
  • La puesta en marcha de herramientas para aumentar la transparencia de los sistemas salariales e identificar la brecha salarial.
  • La promoción de Días de la Igualdad Salarial, como este 22 de febrero en España.

El debate en torno a la diferencia salarial de género gira en dos ejes principales: ¿es resultado de diferencias de género y una discriminación implícita debida a diferentes opciones y estilos de vida como el número de horas trabajadas o la falta de corresponsabilidad en el cuidado de los y las hijas? o ¿es un resultado directo de una discriminación sexista explícita? Sea como sea, las respuestas a ambas preguntas indican claramente que la brecha salarial de género es una cuestión intrínsecamente relacionada con la desigualdad entre hombres y mujeres.

Desde el MDyC entendemos que sólo con políticas que ahonden en la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres podemos alcanzar una sociedad más justa y progresista.

Ceuta, 21 de febrero de 2017

 

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