El espejismo de la accesibilidad

Trabajar por una Ceuta accesible es y debe ser una prioridad y un asunto serio que, por supuesto, compete a todos y a todas, pero especialmente a la Administración Pública.

Trabajar por una Ceuta accesible es y debe ser una prioridad y un asunto serio que, por supuesto, compete a todos y a todas, pero especialmente a la Administración Pública, que ha de ser la principal encargada de garantizar la accesibilidad y efectuarla con la máxima responsabilidad y voluntad posible, con una planificación sensata y comprometida que no se sostenga sólo en acciones puntuales.

La accesibilidad es un asunto continuo y un aspecto esencial de nuestro día a día. El simple gesto de ir y disfrutar de un día de baño en nuestras playas es ya una odisea para quienes padecen movilidad reducida. O que decir de ir, por ejemplo, a establecimientos de servicios públicos como EMVICESA y no poder disfrutar de los servicios en igualdad de condiciones, puesto que no reúne las adaptaciones necesarias para romper con las barreras arquitectónicas que impiden la igualdad plena (¡Indignante!, sí). La limitación de taxis adaptados, ocio inclusivo y un sinfín de impedimentos más, que hacen de la accesibilidad una causa sin rumbo estable en nuestra ciudad.

Desgraciadamente, a todo esto hay que añadir que las personas con discapacidad, no sólo han de enfrentarse a los impedimentos físicos, sino también a las barreras de los prejuicios y las etiquetas, que sólo pueden solventarse con el gran motor de cambio que supone la educación. Apostar por la formación en igualdad y las campañas de sensibilización sobre lo que es la discapacidad y como afecta a la vida de quienes la sufren es fundamental para la inclusión plena de las personas con discapacidad y en definitiva, para el bienestar social de todos y todas.

No creo que sea insólito o descabellado el afirmar que las personas con discapacidad y la consiguiente lucha de accesibilidad e igualdad necesaria para lograr la inclusión plena, debe ser una constante en las agendas y preocupaciones políticas y no únicamente en elecciones o teatrales puestas en escena. En Ceuta, queda mucho camino por recorrer en el trayecto de la accesibilidad.

No es de un buen gobierno, obviar y desatender las demandas y reivindicaciones de este colectivo tan vulnerable, excluyendo más si cabe a la exclusión (¿O quizás es que no les importa la igualdad?)
La accesibilidad no es solo una actividad puntual, también es adaptar los parques  infantiles para niños y niñas con discapacidad, una oferta cultural y de deporte inclusivo, es decir, algo así como hacer el trabajo bien con políticas públicas adaptadas a todas las personas,  sin distinciones ni desigualdades.

Andar en el camino de la igualdad conlleva dar pasos de mejora y de realidad. Sí de ¡realidad! Ya que desgraciadamente, a más de uno se le olvida su deber en el proceso de inclusión de lucha por la integración de las personas con discapacidad. La concienciación y sensibilidad del ejecutivo, debería ser ejemplo de actitud y aptitud.

En accesibilidad no tienen espacio los colores políticos, sino el bienestar general y el cumplir la Ley y los Derechos de todos y todas. Trabajemos de forma constructiva para este fin. Empezando por escuchar y fomentar la participación activa de las personas con discapacidad, de sus familiares y representantes de manera real y prioritaria (¡Tomen nota!)

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