Un Gobierno agotado en sólo 100 días

Pedirle a un Gobierno que inicia su mandato  que favorezca la puesta en marcha de una auditoría podría parecer casi normal; sin embargo, no lo es tanto cuando ese Gobierno es el mismo que había y que sigue siendo después de 14 años. Auditarse a sí mismo resulta complicado y rara vez se hace, y no porque no sea bueno, sino porque supone tirar de la espita del suicidio, así al menos piensan aquellos que sienten pavor al viento auditor, ya que casi siempre les deja al aire sus partes más oscuras y menos atractivas.

Pedirle a un Gobierno que inicia su mandato  que favorezca la puesta en marcha de una auditoría podría parecer casi normal; sin embargo, no lo es tanto cuando ese Gobierno es el mismo que había y que sigue siendo después de 14 años. Auditarse a sí mismo resulta complicado y rara vez se hace, y no porque no sea bueno, sino porque supone tirar de la espita del suicidio, así al menos piensan aquellos que sienten pavor al viento auditor, ya que casi siempre les deja al aire sus partes más oscuras y menos atractivas.

Los 100 días tocan a su fin. 100 días que han venido a demostrar que lo que había en la alforja electoral eran simples cuentos de la saga de los 14 años. Una historia que cuando acabe nos dejará con una de las deudas más importantes de Europa a nivel autonómico y municipal. 2584,00€ por habitante. La miseria a nuestras puertas es lo que trajo una política basada en cultivar deuda en  base a gasto sin control. Las peripecias del protagonista principal ya no interesan y la historia cada vez tiene menos adeptos. La realidad fríe más que el aceite.

100 días de desorientación. 100 días capeando temporales que no amainan: La gestión de Loma Colmenar guarda visos de convertirse en un asunto que a más de uno le va a dejar como cuando su madre le trajo al mundo. El expediente de los caballos resulta incomprensible desde donde se mire, pues si como dicen la mejor oferta era la del propietario de los caballos, olvidaron otra que siempre es mucho mejor: la oferta moral. Ahí tenían que haber pensado en la ciudadanía y actuado en consecuencia, por lo que la mejor oferta no era la que dice el Gobierno, sino cualquiera de aquellas otras ajenas al propietario. El asunto del  expresidente, excomisario y exvirtuoso del PP, viene como guinda amarga a un pastel incomestible y lleno de ingredientes que aborrece cualquier paladar, incluso el de los más hambrientos. 

Otro asunto es la disposición del Gobierno en los plenos: Un estilo altivo y propio de épocas feudales, con una aventajada pelotera que devuelve como nadie, casi siempre con argumentos homologados por el poder de los escaños. 

A eso, añadir comparecencias cuyo tiempo se consume en intentar justificar sucesos y desatinos. Y por si fuera poco, muchas  promesas incumplidas.

Los últimos datos cifran en un 45% el porcentaje de familias ceutíes que están al borde de la pobreza, un número que dobla por dos la media nacional.  Si a eso le añadimos la deuda,  cualquiera podría concluir que la misma no ha beneficiado a los ceutíes, sino que ha venido a agravar aún más su situación de desaliento, aflicción y desesperanza.

Se hace necesaria una  auditoría ciudadana, con la participación de grupos políticos, sociales y económicos,  a fin de  conocer la situación real de la Ciudad. Empezando por la deuda y examinando y evaluando los procesos que la han originado, no sólo con la finalidad de determinar la razonabilidad y fiabilidad de los datos contables sino también si han sido legales, legítimos y transparentes, así como si han originado perjuicios para la población en base a las normas legales, contables, financieras, ambientales y sociales establecidas.

C´s advierte que la situación financiera de la Ciudad es verdaderamente preocupante y que nuestro objetivo y único fin no puede consistir en  tener las manos en situación de súplica permanente. Es hora de que nos preocupemos por las cuentas, incidiendo en todo el dinero que llegó, tanto de Europa como de Madrid, y del que se fue en el tren de los intereses, y sigue yendo.

Los primeros 100 días ya dicen bastante. Es como cuando llueve: primero tiene que nublarse.

 

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