Inquietudes de escépticos esperanzados

ARTURO SANTORUM foto de el pueblo
photo_camera El presidente de la Plataforma Ciudadana en Defensa de los Intereses de Ceuta, Arturo Santórum (CEDIDA POR EL PUEBLO DE CEUTA)

En prolongación de las gratas charlas con las que entretenemos nuestras lentas horas de este “retiro” obligado, justificado y aceptado en pro de nuestra España y nuestra Ceuta. Vamos a hacer públicas las inquietudes que trascienden en esta Plataforma, dedicada al bien de Ceuta, que tenemos sobre la situación actual. Es preocupación desde hace tiempo, bastante antes de que nos estallara con tanta virulencia la pandemia que sufrimos, por irresponsabilidad censurable de nuestro Gobierno que, desoyendo voluntariamente los avisos de lo que se nos venía encima, perdió la oportunidad de tomar medidas con la anticipación necesaria. Llegar tarde, siempre te hace pagar un precio y en este caso puede haber sido el de demasiados muertos.

No vamos a considerar las responsabilidades de haber puesto en sus ineficaces manos, tanto poder de decisión. Pero una cosa es el poder y otra el liderazgo (que, como saben ustedes, es similar, aunque con dotes de persuasión), en ambas para que sea eficaz se necesita un gran nivel de competencia, preparación, iniciativa inteligente…es decir: capacitación, y si a ello le sumas cierta dosis de humildad, para saber aceptar sugerencias de aquellos, que bien elegidos, saben más o están mejor preparados, pues mucho mejor. Presentimos que, de todo ello, algunos de nuestros dirigentes andan bastante escasos, pero ahora, momentos son de empujar el carro todos a la vez y ya tendremos tiempo, breve, para exigir responsabilidades, pues no hay que confundir fidelidad y apoyo con sumisión. Refirámonos especialmente a la epidemia de covid-19 o coronavirus en Ceuta.

Hemos pedido al miembro de esta plataforma, Francisco Albiñana (Col (R) de Intendencia) que haga de portavoz poniendo letras a todas estas reflexiones que nos inquietan, y este es su trabajo.

Cuando él estudiaba la carrera, varias asignaturas les adiestraban en logística y de ellas, uno de las fundamentales era la “Pronoética”. Su título ya lo dice casi todo, esa palabra que viniendo del griego era definida como “el arte de prever lo que se ha de proveer”, donde el qué, cuanto, cuando, como y donde, eran cuestiones importantes a desarrollar, pero, como se habrán dado cuenta, la antelación era esencial. Eso es lo que aprendió, eso es lo que marco sus experiencias y eso es lo que está sembrando su pensamiento actual con muchas inquietudes.

En el tema que nos ocupa, cuando nos avisaban voces cualificadas nacionales e internacionales, con antelación suficiente, repetida y taxativamente que íbamos a sufrir la epidemia más virulenta, desde hace muchas generaciones, sabemos que no se tomaron las medidas adecuadas y así nos está yendo. No obstante, Ceuta, merece un análisis singular, pues sus condiciones de estanqueidad, junto con Melilla y las islas, le dan una ventaja que no tienen las autonomías peninsulares y me duele pensar que no las hemos aprovechando del todo.

El gobierno de la ciudad lo sabe y lo está teniendo en cuenta, afortunadamente mejor que la Delegación que, con algunas de las decisiones, venidas o no del Central, ha puesto “palos en las ruedas” de ese carro que debemos empujar todos. De momento los datos en términos comparativos no son malos, pero no sabemos lo que nos depara el futuro inmediato y lo que realmente encierra tanto afectado sin determinar, el nivel de alerta no debe disminuir. No obstante, quedan cuestiones a explicar como la llegada a esta ciudad sin medidas de detección adecuadas de muchísimas personas, que, siendo bienvenidas, debían haber sido examinadas convenientemente, recordemos como se detectó el primer positivo y en la fecha que ocurrió. Pero lo hecho, hecho está y hay que continuar con la lucha. Por cierto: ¿SE ESTAN HACIENDO CONTROLES A LOS QUE DESEMBARCAN ACTUALMENTE?

Valorar esa lucha desde nuestro aislamiento, nos es de gran dificultad, pues la tendencia a la opacidad informativa de la misma lo dificulta, no tenemos un concepto claro de en qué manos exactamente están las decisiones sanitarias, si existe o quien forma el gabinete real de decisión. Me llama la atención que no haya sido llamado, por ejemplo, el anterior director del INGESA; Doctor Pérez Padilla, también miembro de esta plataforma, que durante bastantes años fue el titular y, algo podría contribuir, ¿HAY LOGISTICOS?

Prácticamente la información habitual se basa en datos estadísticos que tenemos que aceptar sin comprobación y que a nuestro entender no son del todo válidos. Se nos inunda con cifras que muchas de ellas no nos muestran la realidad. Para que nos sirve a nosotros: la de los afectados, si no hemos podido chequear con test verdaderamente fiables a la mayor parte de la población posible, (la lamentable adquisición de los mismos por el gobierno central es un desastre aparte, que algún día deberemos resucitar). Ni siquiera es fiable la de los fallecidos, que es la que más nos impacta por su emotividad, pues la forma de contarlos no es uniforme. Es bien recibida la de los curados, por su tendencia al aliento y al optimismo, cada vez es mayor su número y permite un suspiro de alivio, pero también es consecuencia del tiempo que pasa y relacionada con los insuficientemente detectados. ¡Cuánta falta nos hacen los test!. Lo que sí está claro es que aún no hemos llegado a los datos de poder sonreír con optimismo y esperanza, hoy hemos vuelto a batir el triste récord de fallecidos, aún nos queda bastante para dejar atrás estas penalidades. Lo que nos hace dudar si estamos preparados para afrontar un repentino aumento de los que padecen la infección y no han sido detectados y de los asintomáticos, que la padecen sin tener síntomas.

Cierto es que no hay que llenar las urgencias y las habitaciones del hospital con pacientes de menor riesgo, pero alguien les tiene que decir que están contagiados y cuál es su nivel de gravedad. Enviarlos a su domicilio, (que en no todos los casos es posible), para que pase la cuarentena con la posibilidad de contagiar a los familiares que no lo estén, no es atajar la epidemia, es esquivar una responsabilidad de la gestión sanitaria. Consideramos que debería existir una instalación alternativa al hospital y al domicilio, donde las personas detectadas y no graves, podrían pasar la cuarentena; eso, claro está, después de un incremento elevado de la exploración con esos test que no llegan. Considerar una bienintencionada oferta por parte del gobierno local, hasta hoy rechazada, del hotel “Puerta de África”, que de sus 120 habitaciones no sabemos cuántas tendría disponibles, se nos hace insuficiente. El buque hospital que ha atracado en Melilla, tiene más de setecientas camas.

Tenemos vacío el antiguo Hospital Militar, que nuestro coronel conoce bien y la última vez que lo visito aún estaba aprovechable para adaptarlo al caso, es amplio, está separado, pero próximo al Hospital Universitario y además admite división clasificatoria. También contamos con unas fuerzas armadas y cuerpos de seguridad que están dando muestras de una solidaridad ejemplar, con un personal de sanidad cuyo sacrificio encomiable está plenamente dedicado a la atención sanitaria de esta calamidad y tantos otros grupos anónimos que también son merecedores de aplauso. Pensamos que podría ser adaptado adecuadamente como centro de recuperación alternativo y si ha sido posible poner en marcha en Madrid el hospital temporal del IFEMA, que ha demostrado al mundo lo que en España podemos hacer, ¿No seremos capaces de adecuar el militar de Ceuta?.

Somos unos 85.000 los habitantes de esta hermosa Ciudad, no sé cuántos estaremos ahora encerrados en ella, en nuestras casas, ni la efectividad de los controles de ello, pero, aun rogándole a Dios que sigan los buenos datos actuales en la misma, es necesario pensar en cuantos miles de vecinos van a pasar la enfermedad. Si hacemos caso de los vaticinios estadísticos globales, van a ser bastantes los miles que la pasen. Pensemos en ellos, se lo merecen.

No vamos a comentar en esta ocasión, las otras inquietudes que tenemos: La imprudente falta de previsión, la carencia y dilación en la desafortunada adquisición del material sanitario y de protección a tanto personal de primera línea, el suministro farmacéutico, el que no estén clasificados como “grupo de riesgo” parte de ese personal de primera línea, el trato imperativo,

que ha dado el Gobierno de la nación a los empresarios, con sus medidas, tan imprecisas y vacilantes, en las que no ha tenido a bien contactar con sus representantes, ni con la oposición, la especial desconsideración con los autónomos y las pymes. También nos preocupa y mucho, pensar en cómo y quién va a pagar todo esto, lo qué nos espera, hemos leído hace poco que Pablo Iglesias, líder de Podemos, ya ha puesto sus ojos en los ahorros personales, también son alarmantes las voces que están apareciendo sobre la edad de los afectados, en donde el ser mayor empieza a estar penado … y tantas otras inquietudes.

En fin, tenemos que seguir colaborando, el pueblo español está demostrando que lo hace espléndidamente, pero cuidado con abusar de él. Tenemos lo que hemos votado y lo sufriremos hasta el final. Tengo la esperanza de que llegue el tiempo en que se puedan valorar actuaciones y exigir responsabilidades; a pesar de la ya evidentemente iniciada campaña exculpatoria acostumbrada que, con su desfachatez, cinismo y descaro habitual, extiende un periodismo “apesebrado”, (así lo llama una conocida emisora de radio), ¿Será verdad lo de los ¡¡¡15 millones!!! de euros para las televisiones afines?, a nosotros nos parece escandaloso.

Es patente la incapacidad de algunos de nuestros dirigentes, a los que les hemos dado el mayor poder de decisión de nuestra democracia, con el decreto del estado de “alarma” en toda la Nación. Esperemos que dure lo mínimo necesario y se contenga su manipulación o las desviaciones al de “sitio” que no es el admitido.

Esperemos también, que cuando llegue la oportunidad, podamos meditar sobre las elecciones, la participación en elección de los candidatos, las leyes a mejorar, la presencia de las autonomías con sus transferencias concedidas, la igualdad real de todos los españoles… en todos esos temas que, posiblemente tras la zozobra pasada, adquieran más profundidad que la de un simple y estéril debate de un café.

Aunque con melancolía, nos viene a la memoria la estremecedora y desalentadora frase de Voltaire, que dijo: “La política es el camino para que los hombres sin principios puedan dirigir a los hombres sin memoria”. (No lo son todos, claro está) Dios nos bendiga.

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