Por una nueva Constitución incluyente

Hoy 6 de diciembre celebramos el 39º aniversario de nuestra Constitución y desde el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) nos unimos a la conmemoración de esta fiesta de la Democracia fruto del consenso, del esfuerzo y del respeto demostrado por los españoles y las españolas a lo largo de estos años.

Fátima Hamed (C.A.)
photo_camera La presidenta de MDyC, Fátima Hamed (C.A.)

Hoy 6 de diciembre celebramos el 39º aniversario de nuestra Constitución y desde el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) nos unimos a la conmemoración de esta fiesta de la Democracia fruto del consenso, del esfuerzo y del respeto demostrado por los españoles y las españolas a lo largo de estos años.

Gracias a la Constitución de 1978 ha sido posible garantizar los derechos y libertades, fundamentos del Estado social, la participación democrática en la toma de decisiones, la división de poderes, la organización territorial, así como progreso de la cultura y la  economía.

La España de 2017, en cualquier caso, no es ya la de 1978. La sociedad española ha evolucionado mucho más, ha avanzado en sus valores, su forma de comprender las cosas ha cambiado y sobre todo su modo de actuar. Es por ello que ahora es necesaria una modificación de nuestra Constitución, una transformación que permita al 70% de la población actual que no se pronunció sobre la misma, sentirla como suya, partícipe de la construcción de un nuevo molde para la sociedad que queremos construir.

Desde el MDyC entendemos que es necesario introducir en nuestra carta magna una serie de cuestiones o que no están integradas, o que no están suficientemente defendidas o que no están lo suficientemente claras. Es imprescindible que los derechos sociales sean incluidos en nuestro texto fundamental, que los derechos fundamentales como la vivienda, el trabajo, la sanidad o la educación estén claramente defendidos y supeditados al interés general, una estructura de competencias clara y concreta que dividan entre los ayuntamientos, las autonomías y el estado, permitiendo la suficiencia financiera de cada uno de los estamentos. Lograr una mayor independencia del poder judicial, que evite la actual injerencia política; la desaparición del Senado o la elección de la forma de Estado.

Y sobre todo encontrar un modelo territorial surgido acorde con los intereses de todos y todas. Por ello, desde el MDyC , no podemos dejar pasar este 39 cumpleaños de nuestra Carta Magna sin recordar que la solución no vendrá de la inserción de artículos inamovibles en la Constitución, sino del intercambio de principios flexibles entre actores políticos.

Es incomprensible que quienes están descomponiendo el Estado social y democrático de derecho que implantaba nuestra Constitución sean sus más aguerridos defensores,  quienes por la terrible reducción del gasto público han provocado el desmantelamiento de la sanidad pública,  la reducción de la educación, la aplicación de una ley de pensiones que reduce la capacidad adquisitiva de nuestros mayores, la práctica desaparición de los derechos sociales que están amparados en la ley de dependencia  y a la que han dejado sin recursos, etc. Una defensa numantina que sólo busca afianzar sus privilegios.

Y en el campo de las libertades es irrisorio que se proclamen adalides del texto fundamental quienes han impuesto una ley de seguridad que atenta contra las libertades  fundamentales como la de reunión, expresión o manifestación,  por las que tanto ha luchado la sociedad, o  se violen los Derechos Humanos  con el reconocimiento de las llamadas “devoluciones en caliente”, o nos ridiculicen ante el mundo con la supresión de la justicia universal que puso en libertad a delincuentes internacionales.

Desde el MDyC instamos al acatamiento de nuestro ordenamiento constitucional, pero para dar solución a los problemas surgidos en estos casi cuarenta años de vida democrática, sólo puede hacerse mediante el diálogo, exigir que nuestra Carta Magna vuelva a ser la de todos y todas, vuelva a ser un núcleo de cohesión y, sobre todo, de futuro. Y para ello una gran mayoría de la sociedad estamos por cambiar la Constitución, para que ellos no puedan robarnos la democracia que nos dimos y podamos incluir en nuestra norma las cuestiones que entre todos y todas decidamos. Para este cambio debemos luchar para agrandar nuestra democracia.

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