remitido

Pioneros en la defensa de España

Si hay una característica que define a las personas que vivimos en un estado del bienestar es el poco valor que le damos a las cosas.

PHOTO-2018-10-04-14-16-36
photo_camera Inés Arrimadas, diputada de Ciudadanos en el Parlamento de Cataluña (CEDIDA)

Si hay una característica que define a las personas que vivimos en un estado del bienestar es el poco valor que le damos a las cosas. Sentimientos o necesidades básicas como la seguridad, la convivencia o la estabilidad del país en que vivimos las damos por sentadas, sin ser conscientes muchas veces de que somos unos privilegiados por vivir en un país como España y de poder disfrutar de los derechos y libertades que hemos logrado con el paso de los años.

No obstante, no en toda la geografía se tiene la misma percepción ni la misma sensibilidad hacia esos valores, tal vez porque algunos a diario nos vemos obligados a reivindicarlos y a seguir recordando que hay que luchar por mantenerlos y otros no se han visto obligados a ello. Los ciudadanos que vivimos en ciudades como Ceuta o Melilla sabemos muy bien de lo que hablamos, y no sólo ahora sino desde hace décadas.

Defender a España o enarbolar una bandera española tradicionalmente se ha asociado erróneamente a una posición conservadora o de derechas, del mismo modo que subir los impuestos se asocia a la gestión de los partidos de izquierda. Es muy difícil desterrar esos mitos grabados a fuego en la conciencia colectiva. Sin embargo desde hace unos años todos los españoles estamos siendo testigos de una situación que nos ha despertado de golpe, que nos está haciendo ver que la unidad de nuestro país se tambalea. Nos encontramos con ciudadanos españoles que están en contra de España, que entonan cantinelas sobre la maldad del país, sobre el origen de todos sus males, que odian sin paliativos a España y que quieren dejar de ser españoles. A priori no supondría ningún inconveniente, cualquiera es libre de irse de España, disfrutamos todos de esa libertad. El problema es que no quieren irse sino que quieren romperla, y además se están sirviendo de violencia, de mentiras y de una manipulación inadmisible de las instituciones públicas autonómicas que representan a todos los ciudadanos para conseguir materializar ese odio hacia nuestro país.

En estos días hemos visto cómo la señora Arrimadas esgrimía una bandera española en el parlamento de Cataluña. Dicho acto no debería tener más importancia que si se esgrimiera dentro de cualquier parlamento autonómico como un refuerzo a un discurso político. Pero no es así. Hoy ver esa bandera dentro del Parlamento de Cataluña es una señal de valentía, es una señal de honestidad y es una señal de que no podemos ni queremos quedarnos callados mientras algunos se empeñan en romper nuestro orden constitucional.

De repente, ese sentimiento omnipresente que en Ceuta conocemos tan bien de pertenencia a España parece haber despertado en todo el país como acto reflejo, como una respuesta de autodefensa. Las venta de banderas de España están viviendo una época dorada, los balcones se engalanan con ellas como si aún fuésemos los vigentes campeones del mundo. Y lo más importante, ahora defender la unidad de España frente a los que nos atacan es una actividad a las que muy pocos se resisten, da igual su signo político.

De repente, los ceutíes nos sentimos más identificados que nunca porque siempre hemos sido pioneros en esa defensa que poco a poco se está extendiendo por toda España. Y en esa defensa no hay personas de una ideología u otra, en esta defensa sólo hay ciudadanos españoles.

Más en Remitidos
Entrando en la página solicitada Saltar publicidad