La primera línea del director de Atención Primaria

Manaan Abdelkader
photo_camera Manaan Abdelkader (C.A./ARCHIVO)

Recientemente hemos visto a nuestro Director Médico de Atención Primaria, el Sr. Manaan Abdelkader, afirmando que como directivo él estaba en “primera línea” y que nuestra Atención Primaria estaba preparada para la cuarta ola. Les voy a ser sincera y a contar lo que se me pasó por la cabeza cuando lo leí:

- Lo primero, me salió una sonrisa: “se referirá las olas a las de la playa de la ribera cuando habla de la cuarta ola”, pensé.

- Lo segundo se podría traducir bien con el emoticono de la carita con lágrimas saliendo por unos ojos cerrados mientras que ríe (o incluso esa que ya está rotada porque se está “revolcando de risa”). ¡Qué bromista nos ha salido!. Opta uno por reír en vez de llorar, que desde luego es lo que toca por la dramática situación que lleva soportando primaria desde el inicio de la pandemia. Pero de eso hablaremos luego.

- Lo tercero que pensé fue una escena de comedia de teatro clásico del Siglo de Oro. Pónganse en situación: están en la butaca acomodados y tienen ante ustedes al típico y ridículo valentón de Lope o de Calderón, bravuconeando con la mano en la espada, y la mirada fiera, dispuesto a todo, pero sólo si no hay posibilidad alguna de tener que luchar de verdad… “voto a fueros y vive Dios, que sabe bien vuesa merced que siempre he sido y seré el más esforzado servidor vuestro y estaré el primero”….y se corta la escena, pasamos a la realidad, y vemos al Sr. Abdelkader detrás de la puerta de su despacho de directivo, o detrás de la puerta del despacho (también de directivo, no de consulta, ni de quirófano, ni de box de urgencias o de UCI) del Director Territorial. Dispuesto a todo detrás de la mesa, bolígrafo o lápiz en mano, e iluminado por la luz de la pantalla de un ordenador. Drama puro.

Porque ahora, y hablando en serio, pues el tema así lo requiere, vamos a contar de verdad cómo está Atención Primaria. Nuestra Atención Primaria ya antes de la pandemia estaba sobredimensionada. Cada facultativo asume un cupo de tarjetas sanitarias (o sea, usuarios y pacientes) muy superior a lo que recomiendan las sociedades científicas. A eso se añade que no se les para de encomendar nuevas tareas sin proporcionarles el tiempo y los medios adecuados para ello. La asistencia telefónica se ha implantado ya por nuestros lares, y no gusta ni a usuarios ni a facultativos: en la mayoría de los duplica el trabajo porque termina convirtiéndose en una cita presencial, mientras el paciente o usuario tiene la sensación de que acceder a un médico es una tarea imposible, de que está desatendido, y de que el personal de Atención Primaria no hace nada (los pasillos de los interiores de nuestros centros de salud ahora se ven medio vacíos, mientras fuera se soportan colas). A esto podemos añadir, que en un paroxismo de lógica y buen hacer gestor, no se consiguen una cita con el médico ni a tiros (permítanme la expresión, y eso tras esperar horas detrás de un teléfono que suena y suena y que parece que nadie coge), pero para temas administrativos como las bajas, sí se hace desplazarse físicamente al Centro de Salud al paciente, o a un familiar o allegado (aquí tocaría emoticono de ojos vueltos, o de mano en la frente). Pero la realidad es que los facultativos de Atención Primaria no tienen tiempo y no dan abasto. ¿Creen Uds. que se puede estar a la vez atendiendo una consulta telefónica, otra presencial, una asistencia a domicilio, revisar listas de positivos/negativos frente al COVID, actualizar la receta electrónica, cumplimentar bajas y derivaciones?. ¿Creen que en menos de 10 minutos se puede atender a un paciente, incluyendo historia clínica, exploración, juicio diagnóstico, valoración de resultados previos y analíticas, planificación de pruebas complementarias y derivaciones, junto con la realización de actos administrativos, o se puede realizar una visita a domicilio incluyendo desplazamientos? Pues esto es lo que pretende nuestro Sr. Abdelkader, y el Sr. Ramírez (para quienes no le pongan cara al nombre,el Gerente de Atención Sanitaria de Ceuta). Hago aquí un inciso aclaratorio: no se sientan olvidadizos ni piensen en una demencia en fases precoces porque no recuerden el rostro del Gerente, porque tanto mí como al resto del personal del hospital, casi se nos están desdibujando sus rasgos, del tiempo que hace que no los vemos (tan caro se vende). Él también está en primera línea, justo detrás de la puerta de su despacho.

Y volvamos a lo importante. La verdadera lucha del Sr. Manaan Abdelkader, codo a codo con el Director Médico Atención Especializada, con la ayuda inestimable de la Responsable de Gestoría de Usuarios y del Coordinador de Coordinadores de Atención Primaria, es contra las listas de espera y las derivaciones de Atención Primaria a Atención Especializada. Porque tenemos una lista de espera preciosa y brillante para poder ser enseñada a la Dirección de Madrid, después de una intensiva sesión de maquillaje y peluquería proporcionada por este equipo de “estilistas”. Al inicio de la pandemia, sencillamente se pulsó el botón “Supr” sobre el archivo de las listas de espera. Primera fase completada de nuestras cuentas del Gran Capitán. Tras ello, sólo resta bloquear sistemáticamente las derivaciones, y como no hay el valor suficiente de dar instrucciones por escrito al respecto, o de proporcionar un protocolo de derivación (del que serían responsables, claro, y eso nooooo), pues sencillamente, se buscan maneras de impedir que esa derivación de un facultativo de Atención Primaria termine engrosando la lista de espera (ya se sabe, hoy en día no se ve con buenos ojos los kilos de más ante la cámara, así que nuestra “estrella” tiene que ser bien delgada). En el colmo de la falta de respeto a los facultativos de Atención Primaria y traducción del intento de escurrir el bulto en cuanto a la responsabilidad inherente a su cargo, tanto el Director Médico de Atención Primaria como el de Especializada, deniegan estas derivaciones con anotaciones manuscritas, ilegibles, e incluso a lápiz (para poder ser borradas), en las que no consta quién deniega la derivación, ni en calidad de qué. Los motivos de denegación pueden ser de los más diversos, y les puedo asegurar como facultativo especialista en Medicina Interna, que en algunos casos que he podido leer personalmente, son totalmente ridículos para cualquiera que tenga un mínimo de conocimientos médicos. A esto se une que, parte de las derivaciones que deberían engrosar la lista de espera, tienen que ser remitidas ahora en otro documento que administrativamente no cuenta como derivación: la hoja MEAP.

Así que, niños y niñas, damas y caballeros, ceutíes todos, cuando vean que su cita con el especialista no llega nunca, ya pueden saber quién es el culpable o el motivo del retraso. Desde luego no su facultativo especialista en Atención Primaria, que tras valorar a un paciente en el tiempo que le dejan, y con los medios que le permiten (muchos menos de los deseables), decide que su nivel asistencial ya no es el adecuado para completar el diagnóstico o el tratamiento de su paciente, y que, a final de cada mes, recibe estupefacto sus mismas derivaciones, garabateadas por distintas manos, con instrucciones imposibles de leer y de no se sabe quién. Y en esos escasos 10 minutos (en los días de mucha suerte) que un facultativo de primaria tiene para atender a sus pacientes, además tiene que hacer verdaderos pliegos de descargo para conseguir que un paciente llegue a engrosar las listas de espera de especializada, mientras que en especializada, no se nos permiten ya las revisiones de pacientes, ahora se han inventado la “primera universal”. Pero eso es otra historia, que ya contaremos. De momento valga con lo dicho: gestores incompetentes, para rendir cuentas magníficas a Madrid, y que, a final de año, los ceros de las productividades que cobren sean muy superiores a los minutos que les puede dedicar un facultativo a hacer de verdad de médico, maquillan datos e impiden que los ciudadanos puedan ser atendidos en el nivel asistencial que necesitan.

Así que, Sr. Abdelkader, ni Ud., ni Atención Primaria están preparados para una 4º ola (ni lo han estado para la primera), y no es porque los facultativos bajo su mando no estén dando la talla, junto con el resto de personal que sufre idéntica mala gestión.

Porque, Sr. Abdelkader, la única primera línea de la que puede alardear es la de la playa (o como mucho la de la fila para vacunarse, si lo hizo justo detrás de nuestro director territorial y en las fechas que los medios periodísticos nos han dado), las únicas olas que puede acometer son las del mar (en un día bueno, y en la orilla) y las cuentas que presentará ante la Dirección del INGESA respecto a la situación en Atención Primaria, y a costa de sus trabajadores y de la calidad asistencial ofrecida a los ceutíes, serán las del Gran Capitán.

Menos lobos, caperucita.

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