Primero de Mayo: Ayer y hoy

Algunos almanaques y algunos dinosaurios todavía insisten: 1º de Mayo "Día del Trabajo". Pero realmente siempre fue más justo hablar del día de los trabajadores y trabajadoras. 

Algunos almanaques y algunos dinosaurios todavía insisten: 1º de Mayo "Día del Trabajo". Pero realmente siempre fue más justo hablar del día de los trabajadores y trabajadoras. Un día que comenzó a fines de abril de 1886, cuando un grupo de obreros lanzó en Chicago una campaña para lograr la jornada de ocho horas, cuando se trabajaban 14 y a veces más.

En esa época, no había límites para la explotación (ahora, en 2015, a veces parece que tampoco). El 1º de mayo convocaron a una gran manifestación. Allí estaban los obreros con sus familias. Para ellas querían las ocho horas, para poder tener tiempo para ellas, para poder ver crecer a su hijos e hijas, para terminar con la tortuosa rutina de llegar con todo el cansancio en el cuerpo a sus casas, ver dormir a sus hijos y levantarse a las pocas horas para volver a la fábrica; para leer y formarse, para poder compartir la vida y los sueños con sus familias.

Ese día, sus reclamaciones fueron violentamente reprimidas por la policía y quedaron tendidos sobre el empedrado dos trabajadores muertos. Tres días después se convocó a otra marcha y esta vez la represión fue peor. En medio de la confusión alguien arrojó una bomba y murieron varios uniformados.

El agresor nunca pudo ser identificado y se sospechó que pudo tratarse de un provocador de la patronal. La mayor democracia del mundo respondió brutalmente. Se desató de inmediato la furia policial y en pocos minutos los muertos obreros se contaban por decenas. El saldo final fue de ochenta trabajadores fallecidos y doscientos heridos.

Desde el poder se lanzó la "caza del anarquista". Fueron detenidos ocho dirigentes sindicales en los que se intentó escarmentar a toda la clase trabajadora de los Estados Unidos. Poco antes de morir, uno de ellos, George Engel, que había nacido en Alemania hacía 50 años, alcanzó a decir ante el tribunal: "¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonan millones otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, la libertad, el bienestar"

En 1889, la Conferencia Internacional de Trabajadores, reunida en París, acordó fijar el 1º de mayo de cada año como el día de los trabajadores.

   Aquellos trabajadores del viejo Chicago vivían en unas condiciones deplorables, trabajaban del orden de 14 a 16 horas al día en fábricas sin ninguna medida de seguridad o de higiene, sin ver la luz del sol, ya que entraban antes del amanecer y salían al anochecer. Sus primeras reivindicaciones fueron acogidas con plomo y porras, muchos perdieron la vida. No fue un caso aislado, en todos los países de Europa, situaciones similares se reprodujeron hasta la saciedad, hasta que las patronales y los estados tuvieron que ceder por fuerzas mayores. Se concedieron derechos y mejoras, derechos y mejoras que hoy se están     perdiendo. Hoy algunos mercadean con los derechos de los trabajadores que tanto costó conseguir.
   Sin embargo, esas viejas reivindicaciones solo se consiguieron en parte, se buscaron porque poco había a perder salvo la vida misma, una vida sin libertad y sin horizonte de nada. Hoy esas reivindicaciones añejas no solo no se han llegado a conseguir si no que van en retroceso, se están perdiendo, y para muchos el 1 de mayo no es más que un día de fiesta. Nuestros jóvenes están renunciando a estar con sus familias para buscar una salida laboral a su amplísima formación en el resto de Europa. Muchísima gente, tiene que soportar echar más de diez horas en condiciones totalmente precarias, por menos de seiscientos euros. Unas condiciones totalmente precarias a las que en España ha contribuido decididamente el PP a veces con la connivencia de algunos que se autoproclamaron defensores de la clase trabajadora pero mirando sólo por la búsqueda de su propia clase para no extinguirse. En Ceuta la situación es especialmente dramática. Con más de 14.000 personas en paro de los que cerca del 70% son jóvenes sólo un verdadero cambio podrá empezar a atenuar la situación. Un cambio que debe pasar urgentemente por erradicar el enchufismo, por acabar con la precariedad en el trabajo y por aumentar la formación en áreas estratégicas como las nuevas tecnologías además de apoyar a la gente emprendedora para poder lanzar sus ideas de negocio.

El 1 de mayo sigue teniendo más sentido que nunca pero precisa de unas transformaciones y reivindicaciones  más allá del carácter simbólico al que le han llevado algunos.

Que no te engañen haciéndote creer que necesitas pasar por el aro del político de turno para poder salir adelante. Tú, tienes la llave para lograr ese cambio. 

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