Sobre "El Principito"

Leí hace tiempo “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry y, analizando el momento actual de nuestra ciudad, recordé cuando dicho principito visito el cuarto planeta donde habitaba un hombre de negocios y cuando enfrascado estaba éste en sus sumas de capitales exclamó: “¡Uf! Da un total de quinientos millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno”. “¿Quinientos millones de qué?”, preguntó el principito.

Leí hace tiempo “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry y, analizando el momento actual de nuestra ciudad, recordé cuando dicho principito visito el cuarto planeta donde habitaba un hombre de negocios y cuando enfrascado estaba éste en sus sumas de capitales exclamó: “¡Uf! Da un total de quinientos millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno”. “¿Quinientos millones de qué?”, preguntó el principito. “Pues… ¡millones de esas cositas que brillan!” “¿Y qué haces con ellas?” “Nada. Las poseo, me sirven para ser rico”. “Pero he visto a un rey que…” “Los reyes no poseen: reinan. Es muy diferente” “¿Y para qué sirve ser rico?” “Para comprar más cosas y poseerlas yo”.  Decididamente, las personas que manejan el poder son personas grandes, son personas extraordinarias. Porque los señores poderosos exigen esencialmente que su autoridad sea aceptada y no toleran la discrepancia sobre sus actos.

Luego, el principito siguió preguntando, esta vez a un señor poderoso que se consideraba un rey. “¿Sobre qué reináis? “¡Sobre todo!” “¿Y los demás os obedecen?” “¡Por supuesto! Obedecen al instante si es que quieren seguir obteniendo mis favores y subvenciones”. Tal poder maravilló al principito, y pensó que las personas con poder eran bien extrañas, pero también pensó: “Si tienen poder y no abusan, ¿para qué les sirve el poder?” Y se fue de dicho planeta.

Bien. Esto no es más que una interpretación un poco tergiversada del verdadero mensaje que dicho libro de “El Principito” no muestra. Pero, ¿alguien duda de que en estos momentos actuales y conforme a nuestros políticos, tanto tiempo afincado en el poder, no pasa? Porque aquí en Ceuta hay que preguntarse: ¿Son pocos los que los dominan a los muchos? Y, ¿por qué pueden dominarlos? Que la gente piense en esto, en el poder de unos salarios dirigidos a una clientela política. Porque en nuestra casa se canta una historia, pero todos sufrimos su melodía. Oímos muchos discursos llenos de palabras grandilocuentes y a veces amenazadoras, pero carecemos muchas veces de las herramientas para poder desnudarlas y ver en ellas su verdadero significado. En ellas su canto se vuelve cuento y a su vez el cuento lo convierten en canto.

Es posible que esto sea difícil de interpretar, pero que nadie se olvide que tal y como vamos estamos destinados a padecer aún más los tremendos efectos de la crisis a la que nuestra casta política nos ha conducido. Y las palabras de nuestros actuales gobernantes suenan para algunos de nosotros como algo trágico, ya están tejidas por reflejos, sombras, centelleos, engaños y soluciones efímeras. Y si no, analicen el sentido verdadero de sus palabras y sus intenciones ocultas ¡Y así nos va y nos irá!

Pero, bueno, da igual. A fin de cuentas nuestros gobernantes se dirigen a personitas que vivimos en nuestras casitas al lado de nuestras callecitas. Y, nosotros, como personitas que somos, creeremos todo lo que nos digan.

    

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