La torpeza de la Delegación del Gobierno asfixia Ceuta aún más

Tras la llegada de la nueva delegada del Gobierno que prometía una frontera fluida y la mejora del espacio fronterizo, nos hemos encontrado, más de un año después, con una frontera colapsada día y noche, largas colas, y la peor gestión de la OPE que se recuerda.

El coordinador general de Caballas y diputado a la Asamblea, Mohamed Alí (C.A./ARCHIVO)
photo_camera El coordinador general de Caballas y diputado a la Asamblea, Mohamed Alí (C.A./ARCHIVO)

El caos en la Operación Paso del Estrecho, el cierre unilateral del paso de Benzú y ahora, la demora de las obras en la frontera del Tarajal, dibujan una Ceuta aislada económicamente, condenada a perder los flujos turísticos y comerciales con el país vecino.

Tras la llegada de la nueva delegada del Gobierno que prometía una frontera fluida y la mejora del espacio fronterizo, nos hemos encontrado, más de un año después, con una frontera colapsada día y noche, largas colas, y la peor gestión de la OPE que se recuerda (ni una sola comparecencia digna para dar explicaciones). Todo ello ha terminado por aislar Ceuta, disuadir a futuros visitantes a nuestra Ciudad y en consecuencia, hemos obtenido un año negro para el comercio de Ceuta que registra los peores datos de país con una fuerte caída de las ventas, afectando negativamente al empleo local.

Las promesas no sólo han caído en saco roto, sino que esta Delegación del Gobierno ha ahondado aún más en el peligroso aislamiento de Ceuta. Paradigma de ello ha sido su gestión sobre el paso de Benzú, donde Caballas depositaba muchas esperanzas para convertirlo en un nuevo acceso para residentes y turistas, lo que duplicaría las posibilidades de inercias económicas positivas para nuestra ciudad. Sin embargo, el Gobierno socialista y la Delegación del Gobierno han optado por cerrarlo de forma indefinida. Un hecho que, constriñe aún más la supervivencia del debilitado modelo económico de la Ciudad en una clara actitud miope y de absoluta subordinación.

Finalmente, el retraso en las obras en el espacio fronterizo del Tarajal es la evidencia definitiva de la torpeza de una administración que ha elegido el silencio, y la estrategia de la avestruz ante unos desafíos que se le antojan demasiado grandes. El Gobierno de Pedro Sánchez, preocupado únicamente por el papel centinela del país vecino, hinca la rodilla, y quién sabe si deliberadamente, olvidan la imperiosa necesidad de que Ceuta, tenga una frontera moderna y accesible. Contribuyendo así a la asfixia de nuestra ciudad.

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